Capítulo 46

10.5K 706 241
                                    

Eché mi cabeza hacia atrás sintiendo a Travis demasiado profundo, literalmente me quitó el aire por unos segundos, y comenzó a moverse sin esperar a que me acostumbrara, alguien está ansioso, alguien pareció extrañarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eché mi cabeza hacia atrás sintiendo a Travis demasiado profundo, literalmente me quitó el aire por unos segundos, y comenzó a moverse sin esperar a que me acostumbrara, alguien está ansioso, alguien pareció extrañarme.

Carcajee por lo bajo, jalando de su cabello para que levantara la cabeza, atacando su cuello, chupando, succionando, mordisqueando, dejando un camino de estos directo a su hombro, clavando mis dientes cuento su estocada fue más ruda que las demás, haciéndome gemir alto.

Oh mierda...

Adoro las fiestas de chocolate, pero no hay nada como esto.

- Te extrañé tanto...

Dijo con esa voz grave que me desarma, apoyando su cabeza en mi hombro, sosteniéndome bien para follarme más rápido, escuchando el eco de nuestro cuerpo al chocar en esta vacía casa dónde sólo éramos él y yo, dónde no seríamos molestados.

- ¿A mí o a mi vagina?

Gemí, mordisqueando mi labio inferior, clavando mis uñas en su espalda.

- Mmm... no lo sé - carcajeó, lamiendo el lóbulo de mi oreja- Aquí abajo me aprieta tan delicioso... - depositando un húmedo beso en mi cuello- Me succiona y se aprieta cada vez que golpeo ese punto que tanto te gusta...

Otro beso.

Ok... yo podría desarmarme entre estos fuertes brazos, se sentía tan bien hacer el amor con él.

- Travis... mierda... - clavando mis uñas más fuerte, consciente de que le estaba lastimando la espalda con mis rasguños- Se siente tan bien...

- Pronto se sentirá mejor...

Retrocedió un poco, alejando parte de mi espalda de la pared, aprovechando la inclinación de mi cuerpo para llevarse uno de mis pechos a la boca, mordisqueó mi pezón, tiró de él y luego lamió para aliviar el escozor que me invadía, haciendo lo mismo con el otro sin dejar de mover sus caderas sin piedad, llevándome al mejor de los orgasmos de mi vida.

Levantó la cabeza, jadeante y sudado, observándome con esos ojos penetrantes y oscurecidos, lascivo...

- Uno...

Sonriendo con malicia, yendo por mi boca otra vez, besándome como si fuera su actividad favorita, con necesidad, intercambiando saliva y matando los gemidos en la boca del contrario, todo aquello mientras caminaba conmigo encima, llevándome directo al cuarto, depositándome con delicadeza sobre la cama, utilizando sus manos libres para acariciar mi cuerpo en su totalidad.

Mis brazos, mis pechos, mi cintura, mis caderas, mis muslos, apretándolos con mimo, moviéndose otra vez, lentamente, disfrutando de nuestros cuerpos juntos, saboreando el momento, sin dejar de tocar su cuerpo, acercándolo a mí tanto como pudiese, rodeando sus caderas con mis piernas, sin dejar de besarlo.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora