Capítulo 21

9.3K 795 166
                                    

Llevo exactamente un mes aquí, cuento cada uno de los días, tachando el calendario de la cocina para no perder la cuenta, sólo dos meses más, dos meses y seré libre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llevo exactamente un mes aquí, cuento cada uno de los días, tachando el calendario de la cocina para no perder la cuenta, sólo dos meses más, dos meses y seré libre.

Hoy fue día de visita también, Travis padre terminó conmigo cerca de las cinco de la tarde, dejándome en el piso casi sin poder moverme, este animal... cerdo asqueroso.

— Espera... espera...

Dije a duras penas.

— ¿Qué quieres ahora? ¿No tuviste suficiente?

Limpiando sus manos con un pañuelo.

— La niña... aún figura como tu hija, si no asiste... al control del mes — tosí— te arrestarán por... negligencia... infantil...

Tosiendo otra vez.

— Inteligente y bonita — sujetando mi rostro— me llevo a Nick, si no estás aquí cuando regrese...

— Estaré aquí. Esa niña... no me quedaré tranquila hasta que te alejes de la mocosa, hijo de puta.

— Nunca pierdes fuerzas para insultarme, espero que sigas tan fuerte cuando termine el plazo.

Soltó mi rostro sin delicadeza. Terminé golpeándome en el piso, cerré los ojos dispuesta a descansar un poco, escuchando voces en la planta baja, seguramente pronto se irían al hospital para el chequeo de la pequeña Megan.

Me sorprendió escuchar pasos de regreso por las escaleras y luego en el pasillo, cada vez más cerca, Travis padre estaba de regreso.

¿Y ahora qué mierda quiere? ¿No tuvo suficiente?

— Prepárate. Irás con nosotros.

Dijo relajado.

— Pero... mi estado...

Utilizando los antebrazos para levantar mi tronco.

— Te maquillarás bien — encogiéndose de hombros— Nick se puso a investigar, de algo que sirva esa mierda aquí. En este Estado puedes adoptar desde los dieciocho años, con una diferencia de diez años con el menor, por lo tanto — sonriendo con malicia— esa mocosa llorona es toda tuya.

— ¿Eso quiere decir que puedo volver a casa?

Ilusionada.

Rascó su barbilla.

— Eso depende ¿Qué estás dispuesta a hacer?

Sabía yo que no me dejaría ir tan fácil.

— Haré lo que tú quieras, lo que sea, sólo déjame volver a casa.

Supliqué.

Mi dignidad no era tan importante en estos momentos.

— La próxima visita será en un mes, tengo cosas que hacer, más te vale tener una sorpresa preparada, si me agrada lo suficiente... te dejaré ir.

Deja que ocurra #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora