Hand holding

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"¿Por qué ustedes dos...?"

La adolescente no se inmiscuye más ante la mirada penetrante del agente a su padre, quien murmura en defensa propia que en teoría, el pegamento que inventó no debería haberlos atrapado a ellos sino a los insectos para la clase de entomología no malvada. Observa las actualizaciones de su celular, encontrándose con la sorpresa de que la situación era infinitamente más divertida que cualquier actualización en sus perfiles.

Finge seguir interesada en lo que ofrece internet.

"Entonces, ¿cuánto tiempo estarán así?" su padre mira hacia el techo, intentando encontrar la respuesta que el ornitorrinco ha expresado con su única mano libre. Aspira suprimir una sonrisa divertida al comprender que pasarán por lo menos cinco horas atascados, esforzándose en su mayoría en evitar negar con la cabeza al ver la incapacidad mutua de aceptar que ese incidente es todo lo contrario a una catástrofe. No es la primera vez que los ve sostenerse las manos, seguramente tampoco sería la última. "Supongo que te quedarás a comer ¿no?" ve al ornitorrinco asentir, dejándole la sospecha que mientras más normalizada hagan la situación menos es el malestar de estar así. Y su padre parece tan emocionado por su estadía que no le importa el hecho de que deban hacer todo de manera compartida.

Definitivamente, ellos dos eran tal para cual. Lo bastantemente tontos para razonar, lo adecuadamente listos para saber esquivar la realidad.

Guarda el móvil en el bolsillo, dirigiéndose en su habitación. "Entonces los veré cuando esté lista la comida".

La puerta que cerró tras de sí resultó inútil para insonorizar discusiones.

"¿¡Cómo que no podemos hacer spaghetti en el prepara-pasta-inator!?"

El característico gruñido del animal semi-acuático solo la llevo a colocar el rostro en la palma de su mano.

No hay duda, ellos están en su propio mundo.

Cosa que confirma 20 minutos después, al momento de encontrarse a Perry preparando la pasta en una cafetera mientras su padre se esfuerza por cortar los tomates para la salsa; intenta no sentirse una intrusa por la situación, incluso siente que hace un esfuerzo sobrehumano el tratar de no verse envuelta en lo que sea que esté pasando, en especial con las múltiples estrofas de canciones que nunca llegan a completarse. El alivio cae en sus hombros en el momento en que han saltado a otro estilo musical, revalidando que ninguno ha notado su presencia. No obstante la curiosidad carcome poco a poco su interés, ¿cuánto tiempo tardarían en volver a torcer la situación para que fuera incómoda? Actualmente ambos parecen felices, despreocupados de que sus brazos choquen entre sí, y jura haber visto a su padre dándole una rebanada del fruto rojo, limpiando la evidencia del sólido naranja.

En otras circunstancias, podría llegar a sentirse incómoda, tratando de llamar a su madre para evitar momentos embarazosos a futuro con la persona que se encontrara pretendiendo; por fortuna, ha aprendido a vivir con ellos, e incluso se siente feliz de estar disfrutando de eso. El agente P ha hecho demasiado para ellos, nadie podía desacreditarlo.

Aunque el escepticismo es incapaz de marcharse.

¿En serio se están cantando una canción con la palabra némesis de por medio?

Carraspea en alto, asustando al ornitorrinco que ha lanzado por los aires la cuchara de madera con la que ha estado revolviendo el contenido de la cafetera, al contrario del adulto, que parece no comprender el bochorno a primera instancia. Suspira, colocando la mejor sonrisa que presume guardar el secreto, por ahora.

Hecho que comprende de inmediato el agente.

Vanessa no es alguien quien pase desapercibido sus acciones, mucho menos el rumbo con el que se han estado dirigiendo las cosas últimamente; antes irrumpía en la morada para frustrar planes, en la actualidad es un invitado constante por propia voluntad; antes se enfocaría en preparar lo necesario para ellos, sin contar su ración, ahora ha calculado para cuatro personas, asegurándose de que el castaño tenga un almuerzo para mañana. Y, en especial, ella podría descubrir que lleva mintiendo sobre estar atrapado...parcialmente.

No esperaba que al coger su mano estarían atascados; mucho menos era lo que estaba contemplado; Doofenshmirtz había aprendido a frustrar planes, al grado de impedirle los métodos para confesarse lo suficiente.

31 ways to tell your nemesis that you like himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora