Los cumpleaños no son exactamente lo suyo, al grado que el catálogo de anécdotas malas con ese título llega a ser tantas que es complicado recordarlas todas. Por lo cual se siente inexperto en el tema, ¿cómo se supone que deba organizar un cumpleaños sorpresa que no sea el de Vanessa? Peor aún ¿a quién se supone que le pida ayuda para que las cosas salgan bien? No cree lograrlo solo, en absoluto. Menos ante las expectativas que estructuró en su cabeza.
Todo debe ser perfecto como el Agente P.
¿Sería buena idea llamar a Peter el Panda? Si bien es su compañero de trabajo, no sabe del todo su relación con el otro. Tuvieron problemas en el pasado, a veces cree que persisten. A pesar de la situación, no conoce a alguien más con quien contar: Norm era descartable por varios motivos, Vanessa estaba ocupada en ese momento, no podría explicarles a sus compañeros de trabajo todo el trasfondo, por un lado, porque es probable que no puedan seguir el hilo del relato, por otro, todo eso de la comercialidad, y definitivamente, no pediría ayuda a sus viejos conocidos del lado del mal. Sin otras opciones viables o lógicas, era lo mejor. Al grado que sostendrá esa idea impulsada por la presión que ejerce el tiempo fugaz e incontrolable.
Revisa apurado entre sus contactos, improvisando un discurso en el lapso de búsqueda.
¿Qué es lo peor que podría pasar? Estaría hablando con un profesional que se enfrenta a los desastres, conjuntamente, no es su cumpleaños. El semi-acuático contaba con mejor suerte.
Espera que ahora mismo, pueda contar con ella.
Algunas horas después agradece que haya sido así.
La imagen mental se volvió realidad en cada una de las partes estratégicas de la bodega, no existía ningún error de cálculo, ni una imperfección, desde los decorativos hasta la posición de los asientos, ¡todo era excelso! Claro, hay minúsculos detalles que pulir, por ejemplo, el elaborar un motivo para que los agentes estén ahí al igual que Carl y Monograma. Lo cual no debe ser difícil, es una fiesta de cumpleaños en donde no han colocado ni un solo dólar, el festejado es una personalidad encantadora y amada en su ambiente, sin olvidar lo más importante: es un descanso. Si los agentes no están en riesgo o con misiones, es de las pocas oportunidades en las que genuinamente pueden relajarse sin ser interrumpidos por su superior.
Teoría confirmada al poco tiempo.
No existió adversidad alguna, ni siquiera la interrogación breve se interpuso en la aceptación. De hecho, lo único relevante sería la amenaza de que lo vigilarían en caso de ser un plan malvado en caso de que haya decidido volver a sus viejas andadas; lo cual lo limitó a asentir, reservando los sucesos que se han desarrollado en las últimas semanas.
Lo último que queda es que su némesis acepte morder sin mucha pelea el anzuelo.
Cosa que funcionó, en especial ante la "sutil" insistencia de que fueran a pasear, olvidando las responsabilidades que poseen ambos nombres.
No tardó mucho en desviar el camino para llegar al verdadero destino, cubriendo sus ojos ante una excusa bromista de hacerlo adivinar lo que le quería mostrar. Alrededor de seis intentos fallidos, ha decidido que es tiempo de revelar la sorpresa en la que trabajó arduamente.
Valió la pena, cada segundo, cada esfuerzo exagerado.
"Feliz cumpleaños, Perry el ornitorrinco".
No logra escuchar lo que trata de decirle al verse atrapados por una multitud de animales dispuestos a felicitarle.
Decide retirarse un poco, cediendo su lugar para que el alrededor pueda disfrutarlo, es su momento, y sería egoísta querer privatizar algo tan maravilloso.
Lamentablemente, la perfección es una fantasía que duró 10 minutos.
Sigue sin saber cómo ocurrió, de pronto se involucró en un pequeño falló para que el siguiente segundo las cosas parecieran derrumbarse, literal y metafóricamente.
A los 20 minutos, ya había sido regañado, abandonado y bañado de alguna forma por el pastel. Rehusándose a mostrarse pesimista, decide sentarse en uno de los pocos espacios no dañados de la bodega, ocultando su rostro entre sus rodillas como brazos.
Estuvo a punto de llorar, por fortuna, el beso en la mejilla lo detuvo.
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31 ways to tell your nemesis that you like him
FanfictionLas palabras no eran lo suyo, literal y metafóricamente, pero nunca fueron necesarias para decirle lo que sentía, lo que necesitaba, que lo quería; y de igual forma, él tampoco lo necesito. Llegaron al punto en el que simplemente cualquier acción o...