Champagne

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La gran mayoría de eventos importantes que ha asistido en ese año brindaban lo bueno del momento y del futuro con champán, permitiendo que las burbujas jugaran a lo largo de sus gargantas, recordándoles con cierto picor y cosquilleo lo afortunado que puede ser la vida; no era un gran fanático de la bebida, pero su presencia quedó marcada en los nuevos pasos que daba, porque es la manera en que sus compañeros de trabajo brindaban por él, porque se volvió uno de los obsequios extravagantes que recibió por parte de graduados que agradecieron su personalidad en sus vidas, la bebida con la que recuerda iniciar la noche en la que se confesó a su ferviente amor que se siente destinado. E incluso si ahora mismo ha reemplazado la bebida por un jugo de manzana espumoso, la sensación sigue estando ahí, en la manera en la que sostienen las copas de plástico, como sus cuerpos están lado a lado, sosteniéndose entre las ráfagas frías que no logran congelar las mejillas ardientes de ambos, observando el sol ocultarse al igual que cualquier impedimento para que puedan estar juntos.

No es champán, pero la bebida provoca hormigueos a lo largo de la garganta, que se traducen a risas incrédulas de estar en medio de un picnic en una colina despejada, observando el cielo, las estrellas incrustadas en la ciudad, en seguir así durante un año que se siente como una semana cuando mucho; ha sido demasiado rápido, desde antes lo era, y ahora confirma que lo será por un buen tiempo.

¿Puedes creerlo? Fue la pregunta clave para la siguiente conversación, en la que admitía que sin importar los intentos que hiciera, no podía imaginarse en una situación así con ellos dos, donde un aniversario oficial no se tratara en festejar los golpes y planes frustrados, sino de la especial definición de amor que crearon, demostraron y sostuvieron en ese tiempo. Luego se enamoró, tan lento, tan fugaz, que el hecho de imaginarlo era un suplicio emocionante; sentimiento que comparten, con la diferencia de que descubre, bajo el papel de formalidad y fortaleza que hay en el agente, un alma imaginativa que falló en la misión de frenar esos deseos.

No dudó en bromear con ello, insistiendo en que si eso volvía a pasar, fuera el primero en decirlo en todos sus sentidos. No puede dejar de sentir que ha dado una ridícula declaración de amor.

Entonces la bebida es dejada de lado, y el brillo que resalta en el marrón hace que intente cubrir su pecho para prevenir el ruido ensordecedor que quiere provocar su corazón.

"Dr. D" puede escuchar el órgano latir en sus oídos. "No soy alguien fanático de decir las cosas cuando puedo demostrarlas" ambos hacen una pausa, buscando el aire que han dejado de inhalar ante la intriga suave que están creando. "Pero creo que después de este año que hemos estado juntos, yo―" mar y tierra contactan, ignorando cualquier factor que no sea el de sus ojos reflejando lo más importante que hay en el ahora. "He aceptado muchas cosas, como lo que siento por ti" descansan un poco más, porque saben que llorará si no se le permite asimilar lo que está sucediendo.

Ligeros besos en sus mejillas lo hacen elevar a una nube mental segura, en la que nunca caerá al suelo o se perderá en el espacio.

Da un movimiento con la cabeza, demostrando que puede resistir a lo que prosiga del discurso que parece aglomerarse aún a lo largo de su cuerpo.

Aprecia la manea en la que busca sostenerse en su persona para proseguir, porque las exclamaciones de amor o consuelo nunca han sido su fuerte; es su parte vulnerable, la que entiende solo sale con los seres que ama ya que son importantes.

Y se encuentra en esa lista exclusiva.

"No sé cuánto tiempo toman estas cosas pero yo..."

Lo ve cerrar los ojos perecederos segundos, confiando en que estará bien si está aquí.

"Te amo".

Tanto las señas como la manera no verbal en que revela dicha información lo llevan a petrificarse.

¿Ha entendido bien? ¿No era un gustar cualquiera? Lo mira, se miran, y el brindis oficialmente inicia.

31 ways to tell your nemesis that you like himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora