Si comparaban su actitud con referente a realizar compras juntos en el supermercado y el ahora en que ambos se encuentran frente la única tienda que confía para adquirir lo que necesita para sus inadores, admitiría que se siente y se expresa como un desastre nervioso. La rutina consistió siempre en el después, no en el antes, muy pocas veces en la parte de la construcción; buscar piezas exactas o reemplazos casi perfectos no era una aventura llena de peligros, al contrario, requería paciencia, en especial, la de los compradores; es un hombre parlanchín, que le gusta sacar a relucir tantos temas le son posibles a la par que discute el precio o la calidad, que puede ser un poco pesado, distraído, desastroso; recuerda las veces en que el dueño lo seguía con la mirada, llamando su atención cada que lo descubría abandonando algo que no necesitaba en un estante lejano al que no pertenecía.
En cierta forma, siempre se destacó en ser malvado no intencional en el lugar.
Y Perry lo quiere así, se lo ha dicho, se lo demostró momentos atrás al renunciar a un día tranquilo por acompañarlo a comprar artilugios que ya no eran su preocupación, calmando las inquietudes al comentar que podría intentar reducir ese acto suyo de volver todo un desastre funcional. Quiere genuinamente conocer su proceso creativo-destructivo, tedioso o no; y no puede ir en contra de eso, considerando que le ha mostrado la realidad sobre ser un agente secreto.
Permanecen de pie afuera de la puerta, sin prisas, necesita respirar un poco antes de tragar la necesidad de preguntarle si está seguro de eso, porque la tercera vez que quiso asegurarse, la piel sintética de su mano fue pellizcada a modo de desafío. No le ganaría, por eso desistió, conjuntamente, encontraba cierto placer en ver esa mirada que por más que intentara molestarse, era una preocupación casi ofendida.
Decidió iniciar por explicar el negocio, o lo que había descubierto una vez parecieron tolerarlo, narrando la manera en la que básicamente les importó poco ser descarados: es un establecimiento para agentes secretos y científicos malvados, ofreciendo productos para cada uno al mismo tiempo. La sorpresa fue que era remunerable, que la mayoría de los civiles lo consideraba un juego y que muchos de sus ex colegas malvados y otras agencias secretas consumían de ahí.
La campanilla electrónica los recibe, siendo remplazada con los segundos por una joven trabajadora que pareció reconocerlo casi al momento. "¡Dr. D!" El timbre de voz le desconcertó casi tanto como el intento de abrazo que la trabajadora le dio.
Una oleada de confusión llenó el pecho del mamífero, la introducción que inició y se prolongó desde el edificio donde residía el contrario hasta el actual negocio mantuvo, en su mayoría, quejas posibles sobre sí o las cosas que creía pensaban de manera justificada, pero ahora puede ver a la chica relatar con la misma naturalidad que el adulto las noticias recientes de su retiro a la maldad, buscando averiguar que ha hecho desde que no apareció en la entrada del lugar; los sigue por detrás, inmiscuyéndose en las partes que se le invitaba a participar a su manera o cuando necesitaba recordarle alguna de las cosas que anotó en la lista de compras.
No pasó mucho para que se les permitiera estar en su propia burbuja, con sus propios temas de conversación y necesidades, de las cuales se despegó apenas el castaño tuvo que enfocar su atención en dos productos similares al que buscaba; no lo interrumpiría, podría decidir por sí mismo mientras debía resolver el por qué la mirada que se postra en su persona con tanta insistencia.
Pronto descubre, gracias a la mujer, que la realidad de Heinz sigue siendo un poco distorsionada; nadie del sitio, ni siquiera el dueño, le odiaban o lo consideraban irritable; al inicio fue pesado tratar con este, sin embargo, fueron acostumbrándose al grado que disfrutaba su compañía. No era alguien que solo compraba, muchas veces se mostró interesado en escucharlos o conversar con ellos por un rato. Se preocuparon al no verlo tan seguido, y ahora que volvió y los vieron juntos, la inseguridad se disolvió. Sabían que lo cuidaría.
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N/A
Debo de admitir que este capítulo es bastante aleatorio debido a que cuando intentaba escribirlo, no podía acomodar una idea que me agradara, hasta que mi mente dijo:
"Hey, ¿qué pasaría si Doofenshmirtz comprara en una tienda predilecta donde cree que no es bien recibido cuando realmente las personas que trabajan ahí lo aprecian?" y de pronto se agregó "Imagina escribir a Perry descubriendo las cosas buenas que Heinz piensa de su persona porque se los ha dicho a todos los que están ahí".
Lo cual no hubiera logrado abarcar en 700 palabras, así que use de excusa este día para ofrecerlo como una introducción. Finalmente, tengo un compilatorio de ellos para esta clase de sucesos ¿no?
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31 ways to tell your nemesis that you like him
FanfictionLas palabras no eran lo suyo, literal y metafóricamente, pero nunca fueron necesarias para decirle lo que sentía, lo que necesitaba, que lo quería; y de igual forma, él tampoco lo necesito. Llegaron al punto en el que simplemente cualquier acción o...