Coffe shop

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Han pasado días desde ese incidente que no ha abandonado su cabeza, menos al enterarse que ese acto descuidado significaba uno de los besos más inocentes que pudieran existir. Y si bien la invitación que ha realizado a la cafetería pudiera considerarse como una estrategia para repetir dicha acción, resultaba todo lo contrario. Quería un tiempo libre para descargar la frustración del trabajo conversando, jugando un par de partidas de ajedrez, y con algo de suerte, llegar a una pelea después de un par de tazas con galletas de miel.

Juguetea con el bolígrafo, repasando las frases faltantes del crucigrama.

"Filariosis"* gira en su silla, viendo al hombre que suspende por encima de su espalda, aferrándose a la mesa para seguir leyendo el periódico. "Hay una tarjeta de San Valentín con un cachorro ¿sabes? Una vez me regalaron esa tarjeta. Aún no estoy seguro de a qué se refería".

Fingió no escuchar eso, llenando la hilera por fin.

Hace a un lado el periódico, bajando del asiento para permitirle coger ese lugar; lo ve reclamar por ese acto, casi al roce de la burla, escuchando la pregunta de si algún día dejará de ser el héroe fuera del horario de trabajo. Claro que no lo hará, como él tampoco puede separarse de la destrucción no intencional, así que golpea su mano con el enrollado papel entintado, evitando que el mal triunfe en el robo de las galletas.

Apunta a la barra.

"Bien" la figura jorobada llama su atención por segunda vez. "¿Té?"

Sonríe, lo conoce bien.

El tiempo pasa, las bebidas se reducen a casi nada, el crucigrama de enfermedades está completo y se encuentra en la mesa, recargado con los codos, apreciando cada gesticulación del profesor que está narrando los últimos días de trabajo. Ve el entusiasmo pasar de un brazo a otro, la elocuencia en su voz que cambia la intensidad del sonido, las veces en las que se ha acomodado el cabello, los cambios constantes de tema hasta volver al punto que pausó; rara vez comenta o pregunta, guardando en los apuntes mentales detalles que puedan aparecer más adelante. Se detienen a dar otro sorbo, llegando a una de las tantas conclusiones. "¿Qué tal las cosas con mono ceja? ¿Sigue siendo un jefe con dudosa calidad de trabajo?" debería corregir la manera en la que se dirige a su superior, debería.

Asiente, explicando con cierta dificultad que han pasado los últimos días llenando miles de formatos olvidados; siendo presionados por los asociados de OWCA, quienes consideran urgente el papeleo que debe la agencia. Por lo cual es uno de los principales en rellenar los formatos de manera correcta, dada a su disponibilidad por la falta de misiones a las que se ha estado negando a regresar; el tiempo ha cobrado lo suficiente, dejando afuera las misiones internacionales que arriesga más que la integridad física. No podría arriesgarse a no volver con su familia, ni siquiera se permitiría preocuparlos otra vez con heridas que no sanaron en el tiempo estimado.

Algo debió ver en su actuar, porque ha ignorado la longitud de la mesa para estirar sus brazos hasta su lugar, atrapándolo en un abrazo que cierra duras penas con el filo de los dedos.

Respira hondo, experimentando con cierta vergüenza el cosquilleo que el aroma a cenizas y colonia.

"¿No extrañas un poco estar en la acción?" el murmullo casi nostálgico lo inspira a ocultarse en el cuerpo abrigado, buscando privacidad para reflexionar.

¿Le gustaría volver a estar activo? Tal vez, ha estado mucho tiempo en ese negocio para recuperar la persona que era, encontró cierto arte en las peleas, aprendió demasiado sobre los lugares en los que solicito estancia; vivió lo más puro de la adrenalina. Manipulando y controlando cualquier variedad de pelea o armas. Sin embargo, todas esas habilidades no podían compararse a estar en casa, con sus niños, mirando la televisión o recibiendo caricias a lo largo de su columna, combatiendo con un némesis asignado, lleno de vida, historias, emociones que no experimentaba cerca de la muerte. Amaba ser el Agente, pero ahora, hay otras cosas que valen la pena.

Como él.

Palmea su espalda, siendo quien acaricia la misma.

Tiene lo que necesita.




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*La filariosis, o gusano del corazón, es una grave enfermedad cardiopulmonar producida por Dirofilaria immitis, un parásito que afecta a perros y gatos.

31 ways to tell your nemesis that you like himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora