Xiao Zhan es un infiltrado del prominente Clan Xiao en el Palacio Wang. Su única misión en mente: Descubrir al culpable de la Masacre de su hogar y de innumerables crímenes más.
Sin pensarlo, se alía con Wang Yibo, el rebelde, despreocupado e inclu...
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No supo en que momento todo se terminó. Todo fue tan rápido para el joven príncipe que ya es un mes desde la muerte de Xiao Zhan. El tiempo para Wang Yibo se convirtió en una ráfaga de viento que pasa a gran velocidad; rápido y frío.
Un mes, en donde la Ciudad Luan fue reconstruida con una velocidad inugualable. Él desea que su corazón también pueda recuperarse así de rápido. Un mes, en donde se dió la noticia de que Fu Yan había perdido la movilidad de sus piernas, quedando peralítica y estando plegada en una silla de ruedas. Mientras que el cuerpo de Xiao Zhan, que después de haber muerto quemado, estuvo más irreconocible, está enterrado en las afueras del Palacio.
Wang Yibo odia eso. Lo odia a más no poder sólo por el hecho de que ella está con vida, porque sigue respirando y haciendo de las suyas. Wang Yibo quiere negarse a la muerte de Xiao Zhan, quiere meterse en la cabeza la idea de que él está en algún lugar esperándolo para irse juntos. Él también odia el hecho de que cada persona de Wang que falleció en la guerra no fueran enterrados dignamente en su territorio.
Wang Yibo se rompió aún más cuando vió a Wu Xuan Yi un al día siguiente de la Mortandad de Luan. Él tuvo miedo, miedo de que la doncella lo dejara también. El príncipe está agradecido con ella, le agradece infinitamente el que ahora esté a su lado, agradece que a pesar de que ella también esté rota se esfuerce a darle una sonrisa reconfortante y trate de darle ánimos.
Él no los tiene. No tiene si quiera el animo de sonreirle a su madre. Este mes ha sido más que sufrible para Wang Yibo y Wu Xuan Yi. Wu Xuan Yi se apegó al príncipe, se refugia en él ahora que Xiao Zhan ya no está. No lo reemplaza, por supuesto que no, solamente que sabe que Wang está igual o más roto que ella. Y la propia no está dispuesta a perder también a Wang Yibo.
La primera nevada ya pasó. La primera nevada con la que anheló pasar con Xiao Zhan y que su amor se volviera de esta manera aún más verdadero.
No pudo hacerlo. Fue demasiado tarde.
Ahora es de madrugada, hace frío por la nieve que ya ha parado de caer, pero que aún así se plega al suelo dando un precioso paísaje, pero que el príncipe no puede ver, porque su sentido del deleite a muerto al igual que su corazón.
Wang Yibo ha permanecido despierto, esperando la hora adecuada para infiltrarse al área prohibida. Ha leído miles de libros a lo largo del mes, los cuales solamente se centran en la función de las matrices que se utilizaban hace más de quinientos años, cuando la cultivación aún se llavaba acabo.
Wang Yibo está principalmente interesado en una. La matrix ritualica de comprobación de muerte. Él, como ya se ha predicho, quiere negarse a que el amor de su vida está muerto, por lo que se ha llenado de información para llevar acabo el ritual, sin importarle demasiado las advertencias narradas en aquellos libros. Él está dispuesto incluso a perder su vida si se trata de Xiao Zhan. Después de todo, si él realmente murió ¿Qué más puede perder? ¿Qué más le queda?
