••CHAPTER 28.

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La flor espíritual dorada de Wang Yibo llegó a Wu Xuan Yi, quien estaba al borde de un colapso mientras que Wang Hao Xuan y Song JiYang intentaban calmarla de su hiperventilación. Respiró con lentitud intentando regularse, cuando lo logró, generó que el mensaje en la flor se diera a relucir, sin importarle demasiado la presencia de los otros.

"... ¡Trae a Wang Ye ahora mismo aquí! ¡Rápido!".

Wu Xuan Yi se levantó del suelo en donde se mantenía con apurancia, comenzando a correr de vuelta al Gran Salón, siendo seguida por el príncipe menor y prometido. No sabía como convencerían al Emperador de abandonar su preciada ceremonia y hacer que fueran a aquel lugar, pero tenían que lograrlo lo más rápido posible.

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Xiao Zhan sentía que no podría resistir más a todo lo que sentía. Él jamás supo el nombre de la hermana mayor de su madre, ella jamás se lo mencionó, excusandose con que no valía la pena recordar a alguien que ya había fallecido. Siempre le pareció raro que Xiao Zi Yuan actuara con molestía y coraje cada que algún discípulo mencionaba a su hermana, pero ahora que toda esa información llegaba de imprevisto a él, tenía que haber sí o sí un trasfondo del por qué a todo.

¿Por qué a todos los de su generación les hicieron creer que Fu Yan estaba muerta? ¿Por qué Fu Yan no llevaba el apellido Xiao? Y la pregunta que siempre tuvo ¿Por qué Fu Yan realizó una Matanza en su propio Clan?

La Emperatriz dejó caer el retrato al suelo, para así agacharse y en cambio tomar entre sus manos el colgante representativo de los Xiao. Ella negó con la cabeza, suspirando. -Realmente... no puedo creer que todo este tiempo estuve en compañía de unos traidores.-

Xiao Zhan no pudo aguantar más, así que esbozó una sonrisa desdenada, antes de hablar. -Alguna vez me dijeron que soy bueno con las palabras, por eso... ¿Llamas a tu propio hijo traidor?- Bajó su túnica hasta el punto en que su marca fue lo suficientemente visible. Sonrió aún más cuando la mujer cambió su expresión.

En ese instante, Wang Ye entró por la puerta seguido del príncipe menor y Wu Xuan Yi, quien pasó rápido hasta quedar detrás de Xiao Zhan. El Emperador pudo escuchar el último recito, así que también miró el área descubierta del General, cambiando también su semblante en un segundo.

Fu Yan no cambió su actitud a algo de felicidad o emoción, sólo lo miraba con seriedad. -¿A-Jiao?- Xiao Zhan bufó, a lo que la mujer intentó acercarsele, sin embargo, él la apuntó con su espada, evitando estar cerca. -¡Baja la espada! ¡Soy tu madre! ¡Este es tu hogar!-

-¿Mi madre?- Interrogó, soltando una ligera risa a la par que negaba con la cabeza. -Mi madre no es una asesina.-

Wang Ye apretó los puños. -¡Wang Jiao! ¡¿Cómo te atreves?! ¡Nosotros somos tus padres! ¡Perteneces aquí!-

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