Prólogo.

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— Por última vez, ¿Puedo abrazarte?

Fue lo último que le pidió y como bien lo sabía, Liam jamás le negaría algo, mucho menos uno de sus dulces y tiernos abrazos.

— Voy a amarte siempre, Liam Payne. — murmuró por lo bajo separando su rostro para poder verle a los ojos. — lo sabes, ¿Verdad?

— Lo sé. — respondió el castaño, sin embargo, antes de poder hacer algún movimiento más, el mayor se alejó de prisa, tomando su maleta y saliendo de su apartamento.

Lo vió desaparecer por la puerta sintiendo al instante una sensación de vacío y pérdida; una parte suya quería ir tras el castaño y pedirle que se quedase con él; pero sabía que esto era imposible, no podía mantener su relación con Liam y ser un gran artista, pero le era imposible hacer las dos cosas.

Juntó sus manitos y ladeó la cabeza, sin quitar la vista de la puerta.
— Lo siento mucho, mí amor. — susurró antes de dar media vuelta y volver a su estudio.

No pudo concentrarse esa noche, por lo que simplemente se fue a acostar, durmiendose minutos después.

El día posterior a su ruptura, se sintió como nuevo; se levantó con nuevas ideas para sus cuadros y simplemente fue como si se hubiese olvidado de todo lo ocurrido.

Los días, semanas y meses pasaron; su progreso fue aumentando, sus cuadros se volvían cada vez más profesionales a tal punto de haber sido peleados en las subastas.

Seguía hablando con su mejor amigo; Harry lo llamaba a diario y aunque el rizado no tocaba el tema de su relación con el ojimiel, era un tema que estaba pendiente. Tal vez Styles no podía entender lo sucedido, ni sentía empatía al igual que él; pero había alguien que si lo sentía y ese era cierto ojiazul del cual no había sabido mucho más que vagas palabras del rizado.

Aún recordaba esa noche, en la que estaba vía Skype contándole sobre unos trabajos que debía integrar a su colección cuando fueron interrumpidos por el mayor.

— ¡Estoy hasta la misma mierda con Liam! ¡Ya no se qué hacer! — escuchó los gritos de lejos y vió la desviación de los orbes esmeraldas hacia detrás de la tablet.

Harry ladeó la cabeza frunciendo el ceño.
— ¿Que sucede, Lou? ¿Como que estás hasta la mierda? Pero si estás completamente limpio, no hay eses en tu ropa.

— ¡Hazz, es una forma de decir! — chilló frustrado el castaño. — No sé qué más hacer y me siento como un completo inútil.

Malik prestó atención a la conversación que habían iniciado.
Harr-...

— ¿Liam sigue deprimido? — cuestionó el ojiverde.

— ¿Deprimido? — murmuró por lo bajo, confundido.

Escuchó una risa que Louis dejó escapar.
— ¿Que si sigue deprimido? — dijo con un tono que los menores no pudieron reconocer. — ¡Está hecho una mierda, Harry! ¡No quiere ni siquiera ir a la jodida empresa! Ni siquiera puedo dormir por la madrugada con miedo de recibir una llamada diciendo que algo le sucedió.

— ¿Que sucede con Liam? — preguntó esta vez más alto, esta vez siendo escuchado por el mayor que se acercó inmediatamente y movió la tablet, dejando ver solo sus ojos, su frente y su cabello desordenado.

— Oh... Hola, Zayn. — dijo luego.

— ¿Que sucede con Liam? — volvió a preguntar.

¿Can I hold you again? (ZIAM MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora