El Baile Nos Junto, Pero Tú Sonrisa Me Enamoró (Mimi Y Tú)

Capitulo 8 Maratón 2/5

Al llegar a la habitación Mimi  dejo su maleta y aprovecho de tirarse a la cama a descansar, t/n quería hacer lo mismo pero se detuvo a pensar si sería correcto llegar y tirarse, lo que menos quería era incomodar a la rubia y al notar que su compañera se quedaba de pie le dijo.
-no es necesario que te quedes parada, también puedes llegar y tirarte de este lado, ambas sabemos lo agotador que fue el viaje.
- lo se, es solo que no quiero incomodar.- le comento t/n toda tímida.
- t/n también es tu cuarto no quiero que tengas que pedirme permiso si quieres acostarte o ir al baño y si te sientes incomoda, pues es simple podemos cambiar con unas de las chicas. A mi no me incomoda tu compañía al contrario es bastante agradable.- dijo mimi bajando la voz evitando que  su compañera la escuchara.
- No me incomoda tu compañía, es que no estoy acostumbrada a compartir cuarto con alguien que no conozco bien y menos si es mi jefa.- añadió t/n haciéndole saber lo que estaba sintiendo en ese momento.

No pienses que soy tu jefa, solo somos compañeras que en el último mes han  compartido  más y se están conociendo.- le dijo Mimi haciendo una mueca, no le gustaba pensar en aquella chica solo como su compañera.- te parece si solo nos dejamos llevar y somos nosotras, vamos t/n será increíble, además nos pasaremos prácticamente todo el día fuera y solo llegaremos a dormir.

- Esta bien descansa, lo que es yo anhelo poder ducharme y dormir un rato.- comentaba t/n sacando su ropa y caminado directo al baño.

- Mientras tanto Mimi por más que quisiera descansar no hallaba la forma de dejar de escuchar  el sonido de la ducha y mientras más concentrada estaba en el, lo único que conseguía era imaginarse y pensar que aquella castaña estaba desnuda a solo una pared de distancia.

De tanto imaginarse mil escenarios posibles  de ella y su compañera, no se dio cuenta el momento en que t/n ya estaba dentro de la habitación envuelta en una toalla que le cubría todo el cuerpo.

T/n había olvidado sacar su short y polera, por lo que no le quedo de otra que salir  envuelta en la toalla, sin embargo, debajo de esta ya se había puesta su ropa interior, pero no se atrevió a salir solo con ella por la simple razón de que una rubia estaba afuera y si ya estaba nerviosa por tener que salir casi desnuda, no quería imaginarse como se pondría si no fuera cubierta con la toalla.
Cuando salió observo a Mimi tan concentrada que  pensó que estaba en esos momentos de inspiración, asique trato de hacer el menor ruido posible, por lo que se dispuso a buscar su ropa hasta que sintió una mirada pesada sobre ella que le hizo erizar la piel, ya que solo había una persona en esa habitación y sabía perfectamente de quien se trataba.

Mimi no podía quitarle la vista de encima verla en toalla le hizo reflexionar en todo lo que llevaba sintiendo por aquella castaña en el último mes y en como reaccionaba su cuerpo cada vez que la tenia cerca. Por lo que se dedico descaradamente  a mirarla desde abajo hacia arriba encontrándose con una t/n que se estaba girando, seguramente sintió su mirada pensó, pero aun así  no quito la vista de encima.
Decir que aquella  chica era preciosa era poco, y al mirarla directo  a los ojos  pudo apreciar que en un momento las mejilla de t/n se pusieron coloradas y tuvo que apartar la mirada, haciendo que Mimi se sintiera un poco avergonzada. No sabía de dónde había salido esa valentía de haberle mantenido la mirada.

Lo siento, no quería incomodar es solo que no te sentí  salir y yoo... comenzó a divagar Mimi un poco nerviosa logrando sacar una pequeña risita en t/n al percatarse de como Mimi se encontraba.

Tranquila, te vi tan concentrada que no quise molestar, ademas se me olvido la ropa y no tuve de otra que salir, espero que no te moleste que termine de cambiarme aquí.- dijo t/n lo más segura que pudo, aunque por dentro moría de nervios.

No hay problema.- Dijo Mimi dejando que la chica terminara de vestirse.

T/n por su parte siguió vistiéndose siendo conciente de que la rubia en ningún momento le quitaba la vista de encima.