CAPITULO 48

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Hola digo, y coloco la mano sobre su brazo. levanta la cabeza y la separa del marco de la puerta, pero no hace falta que lo reprenda. Antes de que me dé tiempo de llevarlo de nuevo a la cama, escucho un Lo siento murmura con voz lastimera, y su mano empieza a ascender por mi brazo hasta que encuentra mi rostro de nuevo - Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...- Para susurro con un hilo de voz mientras lo ayudo a alcanzar mi cara - Para ya, por favor. Vuelvo la cabeza hacia su mano, le beso la palma y, cuando lo miro de nuevo, veo que tiene los ojos entrecerrados está aún muy agotado así que lo guio hacia la cama y lo acuesto sin problema alguno, Ha vuelto a perder el conocimiento.

Le cojo la mano, se la coloco sobre la manta y me aseguro de que está bien arropado antes de levantarme y volverme a la cocina a prepararme un té, Miro a franco de nuevo y mi instinto me pide que me suba a la cama y me acurruque con él, lo acaricie y lo tranquilice.

Cuando voy a la cocina veo la casa, la cual No estaba así cuando me marché ese día para el aeropuerto. Está claro que franco entró en cólera y se desquito con los objetos de la casa.

Después de tomarme mi te, voy y cierro las ventanas y la puerta con segur, pero no se queda asegurada del todo ya que antes de que me ubicaran Ian trato de tumbar la puerta como si fuera Superman obvio sin ningún resultado o si jodio un poco la cerradura, pero la cierro como pueda. Tiene que bastar hasta que mañana llame a alguien para repararla voy a la habitación y franco sigue dormido. ¿Y ahora qué hago? Miro hacia abajo y veo que aún llevo puestos el pijama del trabajo sucio y los tenis un poco, así que me dirijo a mi habitación o cuando lo era. Me quedo pasmada al ver todas las almohadas tiradas por el suelo y las sábanas arrugadas y todo roto, cierro el pequeño balcón, Me dispongo a hacer la cama y a ponerme a ver que hay si unos vaqueros rotos y una camiseta negra, en serio es lo único que se me quedo, no un piyama o algo mas cómodo, No me vendría mal una ducha, pero no quiero dejar a franco solo mucho tiempo, así que eso tendrá que esperar. Vuelvo a la sala, me preparo un café solo y, mientras me lo tomo en la cocina, pienso que sería una buena idea informarme un poco sobre el alcoholismo o bueno más de lo que ya se, aunque no es mi especialización o estaré ya muy loca, bueno no es malo estar mucho más informada, franco debe de tener un ordenador en alguna parte. Lo busco y encuentro un portátil tirado debajo del sofá. Lo enciendo y siento un inmenso alivio al ver que no me pide contraseña. Este hombre tiene graves problemas con la seguridad. me acomodo en el sofá, lo corro un poco para tener visibilidad a la puerta de la habitación donde esta franco, para poder estar pendiente.

En Google, tecleo «Alcohólicos» y aparecen diecisiete millones de resultados. No obstante, en la parte superior de la página aparece «Alcohólicos Anónimos». Supongo que es un buen sitio para empezar, aunque tengo mi Google personal a la mano directamente en el chat, Renata. Tras unas cuantas horas buscando en internet, siento que mis neuronas no responden. Hay mucha información que asimilar, aunque creo que estoy extra preocupándome por algo que ocurrió en algunas ocasiones hace tiempo y esta vez, pero es porque franco se encontraba en una situación dolorosa, tengo aun así que esperar a que franco este normal sin trago en el organismo y hablar con el este tema en particular.

No quiero irme a la cama por si se despierta, y tampoco quiero acomodarme mucho, así que cojo unos cuantos cojines, los dispongo en el sofá y me recuesto con la cabeza apoyada en el sofá, Los párpados empiezan a pesarme y me quedo dormida.

Me encontraba en un sueño de esos que parecen reales y en el estaba franco al borde de un precipicio, por mas que le grito que cuidado que no se vaya a tropezar y se caer, todo se voltea en un instante y siento que la que se está cayendo soy yo y me despierto al instante mas asustada que un berraco, cuando me paro un poco rápido y llego a la habitación para revisa a franco sigue en el mismo sitio, me acerco un poco a él cerciorándome de que aun respira y así es, mi gran caballero andante quien iba a pensar que te iba a encontrar en otro continente, lo miro y le acaricio el rostro, y pienso en todo lo que ocurrió, la maldita de mercedes se salió con la suya algunos días, y me arrepiento tanto de no haberle dado el espacio a franco para hablar sino que de una vez lo sentencie y creí todo lo que esa bruja me dijo, pero ya se que no fue así debo de esperar a que franco reaccione para darle esa oportunidad de explicarme las cosas y así si el me perdona porque dejarlo y quiere estar conmigo, miro el reloj y son las cinco de la mañana, así que salgo de la habitación y voy hacer un poco de café y ponerme al día con las cosas y estar super pendiente de franco y esperar a que reaccione.

Princesa sin cuento de hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora