81º Cap -La luna de miel cada día es más calurosa

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Amanece y Fuat, después de desayunar en la habitación con Arzu, decide quedarse en el hotel con ella y hacer el amor.

- Hoy no saldremos del hotel, ¿vale, amor?

- Como quieras la vida.

Fuat se acuesta sobre Arzu besándola.

- Me desperté sintiéndome cachondo.

- Entonces, ¿a qué esperas para hacerme el amor?

Con una mirada traviesa, Fuat comienza a lamer el cuello de Arzu, mientras su mano baja hasta llegar a su vagina.

- Nada más empezar, ya está mojado.

Fuat susurra suavemente, mientras Arzu gime ante su presentación.

- Eso lo dice todo.

Arzu rueda debajo de Fuat, quien aumenta sus embestidas.

- ¿Lo estás disfrutando? ¿Eh?

- Eso es mucho, Fuat. No pares.

- No pienso parar.

Arzu llega al punto G y Fuat gime cuando él también alcanza su orgasmo.

- Es genial hacer el amor todos los días contigo, Arzu. Te amo.

La pareja se abraza apasionadamente y luego se vuelve a dormir, cansada y satisfecha.

La luna de miel estaba haciendo que los cuatro, después de experimentar placer juntos, se enamoraran aún más.

Fuat soñaba con tener sexo por sentimiento, Arzu no tenía idea de lo placentero que era y amaba toda esta intimidad con él.

Burcu, al llegar a casa, se ocupa de su cena, hablando con Mohamed.

- Tenemos que agradecerle a mi padre, porque simplemente me echó y no ordenó que te hicieran nada.

- Nunca es demasiado tarde para pedir Burcu. Más aún ahora que me vio en la fiesta y sabe que seguimos juntos.

- Creo que no hará nada, Mohamed. Si no lo ha hecho hasta ahora, no lo volverá a hacer.

- Imaginé que con el paso de los años, tu padre había mejorado mi vida.

- Mi padre siempre fue un hombre cruel, Mohamed, nunca quise admitirlo.

- Una vez me hablaste de la existencia de una habitación, que se mantenía cerrada con llave en tu casa, a la que tu padre no dejaba entrar a nadie.

- Sí, recuerdo esa habitación. Yo era pequeña y mi padre golpeaba a mi madre por meterse en esto.

- Además, golpeó a su esposa. Qué absurdo.

- Lo que recuerdo fue sólo esta vez. No pasó mucho tiempo antes de que enfermara y muriera.

- ¿Te enfermaste así sin más?

- Sí. De la noche a la mañana mi madre enfermó y pronto falleció.

- Eso es muy extraño.

- ¿Quieres decir con eso?

- Es posible que tu padre haya tenido algo que ver en esto.

- Antes de morir, mi madre me llamó y me advirtió que nunca entrara al cuarto secreto de mi padre.

- Obedeciste, ¿no?

- Bueno, ya sabes lo curiosos que son los niños, ¿no?

- ¡No lo creo! ¿Entraste en la habitación secreta de tu padre, Burcu?

- ¿Quieres saberlo? Entré y me sorprendió lo que vi.

- Ahora me contarás lo que viste.

- Vi un altar con un reclinatorio y todo.

El acuerdo (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora