🐣 SESENTA Y CUATRO

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Hay algo que Min Bae no soporta; el calor y la mentira. Y mientras más tiempo pasa, más gotitas de agua resbalan de su frente.

Aún así, trata de ser un buen niño, el mejor niño, empujando su crayola morada bajo el trazo grueso de su hoja de colorear. Sus pequeñas piernas se balancean y trata de acomodarse mejor en su sillita de bebé consentido, golpeando los puños de vez en cuando solamente para sentirse cuidado cada vez que alguien lanza una mirada en su dirección para asegurarse de que está bien y contento.

Pero Bae no está feliz y tampoco está del todo bien.

Sus padres y sus tíos están sobre el nuevo escenario, bañando su piel con la luz molesta del pariente del tío Seokie, pero ellos parecen disfrutarlo tanto, incluso si Bae los vez sudar y sudar, brincar y brincar.

Su papi Minnie corre por todo el escenario y Bae ama la risa que escapa de sus labios de vez en cuando, junto a su dulce voz. Su papá Yoonie parece seguir la misma voz, tratando de encontrarlo en cualquier momento y rozar su mano en la espalda de su otro padre.

A Bae le gusta verlos felices y le gusta también ver felices a los demás.. pero detesta la sensación caliente sobre su piel color lechita y lo triste que está empezando a sentirse porque hace un buen rato que esta solito, tratando de dibujar inútilmente una vaca con un crayón morado.

El tío Nam dijo que podía dibujarlo del color que quisiera, porque sería igual de bonito y ellos lo pegarian junto al resto de sus dibujos en casa.

Bae empieza a enfadarse con el paso de los minutos y el calor insoportable y antes de que pueda recordarse que papi y papá están trabajando y que debe ser un buen chico, ya hay un puchero enorme adornando su rostro y un potente llanto que compite con el ruido sordo de las bocinas apostadas a lo largo del escenario.

Su corazón no se está rompiendo, pero su paciencia sí y vagamente recuerda que Kookie dijo que había nacido con el carácter de su papá YoonGi.

¿Que le habría querido decir? Mmm..

—A-Apppaaaa. —Se lamenta, sintiéndose terriblemente fuera de lugar en el par de brazos desconocidos que le han sacado de su silla e intentan arrullarlo sin éxito.

Hay un par de miradas preocupadas cuando el llanto no cesa y Bae sabe que esta siendo caprichoso y malo, porque papá, papi y los demás, tienen que trabajar en unas horas y habían estado tan emocionados por ello, que casi habían saltado lejos de él en cuanto llegaron al lugar.

Su llanto incrementa junto a la bola en el pechito que siempre le molesta cuando no puede encontrar a sus papás a la hora de despertar y lucha en los brazos ajenos, tratando de saltar de ellos y correr con sus torpes piernas hasta la seguridad calentita de los brazos de su papá.

Los minutos siguen avanzado y ya es un bebé desastre con lágrimas en las mejillas, la nariz tapada y el escozor en la garganta, pero el ruido detrás suyo no se detiene y sus papás no le han tomado en brazos, dejándole saber que no vendrán porque están ocupados.

Bae recuerda que eso era así.

Antes de que todos se encerraran en casita por un largo tiempo y antes de que su papi lo traicionara y lo llevara por su vacuna, ellos solían siempre trabajar hasta largas y largas horas. Bae solía quedarse al cuidado de alguien más y trataban inútilmente de entretenerlo, mientras él imaginaba posibles ideas para molestar al tío Kookie.

Pero en esos momentos, Bae era más pequeño y estaba tan acostumbrado al trabajo de sus papás que le parecía normal. Ahora sin embargo, se siente cansado, molesto y asustado por el ruido y los rostros de personas que no conoce de nada.

Trata de calmarse y enfocarse en las suaves palmadas en su espalda, solamente para poder tratar de buscar a sus papás con la mirada y a hacerles saber que esta asustado y cansado.

Todo a su alrededor sigue igual, todos siguen trabajando y nadie le está dando una mirada para comprobar que sigue llorando y sintiéndose mal.

Esta vez se siente más chiquito, porque tal vez..

—Appa. —Susurra otra vez, sorbiendo los moquitos de su nariz.

Bae parpadea de nuevo, regresando la mirada hacia el rostro en pánico de la persona que le sujeta y suspira torpemente, con lágrimas saliendo de sus pequeños ojos iguales a los de su papá YoonGi.

.. tal vez sus papás aman más su trabajo.

¡Darling! © YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora