¡Darling! © YoonMin

🐣 CINCUENTA Y OCHO

Un buen día estornudas y ya tienes a tus padres sumamente ansiosos, con tus tíos mayores haciéndote mimitos y un tío mundialmente guapo preparándote té de miel y limón.

Bae piensa que no es malo, de hecho es perfecto porque el clima frío le convierte en una masita suave que necesita ser arrullada por la voz de papi y los abrazos de papá, así que no se queja en absoluto sin importar que a veces y cuando le conviene, es un niño grande.

De vuelta a sus asuntos, se ocupa de guardar el dedo pulgar en su boca y observar los ojitos curiosos de su papá, mientras su papi DiMinnie le abraza contra su pecho.

Está vestido con un traje de osito que además de suavecito, le mantiene calentito y feliz.

Nadie a mencionado nada de inyecciones, así que puede estar tranquilo y relajarse en la compañia de las dos personas más importantes en su vida.

—Ouww, mi bebé quería mimitos ¿no es así?

Bae sonríe aún con el dedo en su boca, sólo porque eso es verdad y porque ama mucho la voz calmada de su papá.

Han pasado algunos días desde que se mantienen en casa, sin tener que salir a lugares llenos de gente que le ponen ansioso porque bueno, sí, todavía es pequeño para estar rodeado de todo eso.

A Bae le gusta estar así, porque aunque los lugares llenos son.. feos, todavía ama poder escuchar a sus papás cantar. Pero en esos momentos, aún sin salir, tiene la oportunidad de poder escucharlos cantar lo que componen solo para él y para nadie más.

Es un bebé enfermo, gordito y feliz en esos momentos.

Su papá YoonGi parpadea hacia él y se acerca, rozando su nariz con la suya y causando una risotada que le hace doler el pechito. Bae no puede evitar sollozar ante el dolor y una nueva ronda de canciones y caricias en su pecho dan inicio.

Bueno, no todo es felicidad y travesuras en la vida de un bebé estrella, ¿que esperaban?

Ah, Bae todavía es feliz con sus papás cuidándolo.