🐣 CUARENTA Y CUATRO

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—Papi, paaaapa, pish, pish.

Bae sonríe hacia los ojos amorosos de su papá YoonGi y formando frambuesas con su boquita, reanuda la difícil tarea de alcanzar sus regordetes pies.

—Papi, pa, bebeee, baa, pish.

Ni siquiera está seguro de lo que quiere expresar, pero a su papá le hace feliz verlo murmurar cualquier cosa, asi que esta bien.

En secreto, él ha dicho más que dos o tres palabras revueltas, pero es muy tímido a la hora de compartir aquello con otras personas que no sean sus papis.

—Paaaaaapi, MiMin.

Su papá YoonGi entrecierra los ojos, tirando de su mejilla con mucho cuidado y causando una risotada de su parte.

—Di JiMin.

—OnGi. —Responde en su lugar, parpadeando inocente.

Ahora su padre tira de su dedito gordito y Bae patalea, sacando más risotadas.

—Vamos, di JiMin.

—MiMin. —Canturrea, atrapando el rostro de su papá con ambas manos.

La sonrisa se mantiene en sus labios, mientras un suave beso mariposa es depositado en su nariz.

En un instante es sujetado por detrás, recibiendo besitos en su cabeza y cosquillitas en los costados, que le hacen más y más feliz.

Su papi JiMin le acomoda contra su regazo, mientras su papá YoonGi sostiene su mano y el mundo de Bae parece brillar por sí solo, sin la necesidad de algo más que no sea la amorosa presencia de sus papás.

Puede que sea un bebé consentido y hasta cierto punto malvado, pero después de todo, fue enviado con la intención de hacer feliz a esas dos personas y ser feliz él mismo.

Es afortunado de haber nacido justo en ese sitio, con esos dos papás que le quieren mucho a pesar de sus peleas y sus reconciliaciones.

Uh. Cursi.

Y como no es un bebé para nada cursi, decide arruinar la escena.

—Pishuelaa goda, goda, godaaaaaa.

Upsi.

¡Darling! © YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora