Min Bae, tenía a todo Bangtan en sus pequeñas y regordetas manos.
Aún era muy pequeño y necesitaba estar apoyado en alguien para que su cabeza no se fuese de lado, pero eso no quería decir que la genética Min, no le diera su mejor arma.
Manipulación.
Abriendo tiernamente las manos, apoyó la cabeza en el vientre de su papi hada y balbuceó, como sabía que le funcionaba.
Sus tíos se acercaron como abejas adictas a la miel y rodearon a JiMin, todos embelesados por el dulce bebé en sus brazos. Esa bolita de cariño que olía de maravilla y que todos deseaban sostener para sentirse felices y en casa.
—Todavía me cuesta entender que Min YoonGi diera algo tan bonito. —Jin suspiró y acarició la suave mejilla.
Bae murmuró, aplaudió y sonrió con sus perfectas encías rositas.
El coro de exclamaciones no se hizo esperar, pero lo que realmente llamó su atención, fue la figura de su papi.
YoonGi tenía el móvil en la mano y parecía entretenido con lo que sea que estuviese viendo, pero ante los ojos del bebé, el brillaba.
Acentuó un pucherito y juntó ambas manos, deteniendo la mirada en su papá y haciendo que los demás prestaran atención.
Abrió y cerró su boquita, la babita resbalando de la misma al mismo tiempo que levantaba los brazitos lo mas que podía y balbuceaba de nuevo para atraer su atención.
Todos guardaron silencio, observando al bebé.
Bae aplaudió, la estrella que colgaba de su pequeña pulsera, saltó y creó sonido y entonces, los ojos de gatito de su papá, conectaron los suyos.
Su pechito se agitó, sus ojitos se llenaron de lagrimitas de emoción y sonrió cuando su papá caminó hasta el y lo levantó en sus brazos.
"Papi."
Bae amaba a sus dos papis, pero había algo en el mayor que le hacia no se que. Realmente era débil ante su padre y terriblemente cariñoso con su otro papi.
Era un bebé afortunado y ya está.
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¡Darling! © YoonMin
FanfictionBae era un bebé que conocía sus límites. Nació en medio de la fama, siendo Park JiMin y Min YoonGi sus padres, ambos miembros activos de la banda de kpop mundialmente conocida; BTS. Por supuesto, Bae conocía sus limites. Y sacar de quicio a sus tíos...