—Oye, niño lindo.
Bae escucha, pero hace como que no escucha. No hace falta decir o insinuar más, cuando todos dan por hecho que el bebé está haciendo una rabieta silenciosa.
YoonGi podría estar orgulloso de su hijo, si tan solo no fuese lo suficientemente preocupante como para dejarlo pasar.
Hay sudor en su frente y brazos y su respiración está agitada, pero el surco entre sus cejas sólo parece profundizarse, cuando los ojos llorosos de Bae evitan prestarle atención y sus puñitos se aprietan alrededor del brazo de su oso de peluche.
Esta preocupado de que el niño se hiciera daño por accidente o de que alguien lo incomodara tanto, como para llegar a ignorar a sus padres. A él.
JiMin parece igual de preocupado, mientras baja grandes tragos de agua. Finalmente se aclara la garganta y baja de cuclillas, acariciando los cabellos revueltos de su hijo.
—¿Qué es, amor? —JiMin intenta, aceptando la toalla seca que le ofrecen. —Mmm..
Una profunda mirada a la persona encargada de vigilar a su hijo por esa noche, basta para hacerles saber que realmente no saben porque Bae parece tan enfadado con todos.
No es tan poco común que esto suceda y se pueden culpar a sí mismos por mimar tanto a su bebé. Pero eso no evita que se preocupen.
—¿Estas cansado? —YoonGi dice, imitando a JiMin y arrodillandose.
Bae mantiene la mirada sobre la cabeza de su oso y sus labios forman un puchero. Toda su pequeño rostro se contrae en una mueca llorosa, antes de que el bebé deje salir el primer sollozo.
JiMin parece horrorizado y su intinto lo empuja a tomar a su hijo y guardarlo dentro de sus brazos, tratando de armar algo para encontrar un porqué y una solución al llanto y la molestia de su pequeño bebé.
La cosa es.. ellos no saben. Y a juzgar por las miradas preocupadas de sus amigos y del staff, es probable que nadie pueda ayudar.
—¿Te duele algo, amor? ¿Quieres algo? Dile a papá y lo buscará para ti. —YoonGi intenta de nuevo, pero el niño permanece sollozando y agitado en los brazos de JiMin.
Esta no es una buena forma de terminar un primer y buen concierto después de mas de un año sin hacer uno. Pero es exactamente como esta sucediendo y toda la adrenalina y felicidad, parecen drenarse ante la preocupación de no saber que le pasa a su hijo.
YoonGi se tira de los cabellos y se levanta, con JiMin siguiendo sus pasos. Bae permanece en un gran abrazo y JiMin lo mece, tratando de consolar a su bebé llorón.
Toma un buen tiempo, casi treinta minutos, hasta que el bebé se queda dormido con su respiración un tanto inestable debido al llanto.
—Vamos, ya. —YoonGi le dice a JiMin, quien asiente en silencio. —Vayan a cenar ¿si? Sentimos el mal momento.
Los demás no parecen convencidos, ya armando el plan de pedir comida al hotel en lugar de ir a un restaurante, como se había planeado desde el principio.
YoonGi suspira totalmente cansado. Tiene hambre y le duele la cabeza, además de estar preocupado por el ataque de Bae.
—Vayan, no nos hagan sentir mal por arruinar la cena. —Insiste y tras un par de palabras más, los demás finalmente acceden.
—No tardaremos. —Jin dice, enviando un pequeño guiño cansado. —¿Les llevamos algo o..
—Pediremos algo, no te preocupes. —JiMin responde, dándole una sonrisa que se nota tensa en todos los ángulos posibles.
Asintiendo una vez más, los demás salen y YoonGi se apura a tomar las cosas de su hijo y salir detrás de JiMin.
Hay un largo camino de regreso al hotel y los gritos del público a la distancia no parecen detenerse, a pesar de que el concierto termino hace un buen rato.
Fue un buen concierto y se divirtieron como hace mucho no lo hacían, pero la preocupación parece opacar un poco el sentimiento.
Mientras suben al auto y los conducen de regreso al hotel, todo lo que YoonGi desea es un baño, comida y la suave cama, junto a su bebé y JiMin.
Fue una buena noche, pero seguramente podrá mejorar.
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¡Darling! © YoonMin
FanfictionBae era un bebé que conocía sus límites. Nació en medio de la fama, siendo Park JiMin y Min YoonGi sus padres, ambos miembros activos de la banda de kpop mundialmente conocida; BTS. Por supuesto, Bae conocía sus limites. Y sacar de quicio a sus tíos...