Bae era un bebé que conocía sus límites. Nació en medio de la fama, siendo Park JiMin y Min YoonGi sus padres, ambos miembros activos de la banda de kpop mundialmente conocida; BTS.
Por supuesto, Bae conocía sus limites. Y sacar de quicio a sus tíos...
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YoonGi detuvo su ataque de inspiración de media noche, para observar los movimientos de su hijo.
Bae despertó un poco después de que él.
YoonGi decidió que podía hacer que se cansara y volviera a dormir, relajandose al notar como su bebé se mantenía en silencio para no despertar a JiMin.
Su niño era inteligente. Pero tampoco le sorprendía
Observando detalladamente a Bae, YoonGi apretó los labios para detener el grito que rogaba por escapar de sus labios. Su hijo era tan pequeño y tan regordete, que la ternura parecía querer hacerle explotar.
Pero YoonGi también sabía que tenían que medir las comidas de Bae y cuidarlo de Jin y TaeHyung. Esos dos tenían la debilidad más grande por su hijo y no dudaban en llenarlo de comida y golosinas, sí con ello obtenían una tierna sonrisa.
Min Bae era un manipulador y se podría decir que lo heredó de JiMin.
La pelotita que Bae jugaba, rodó hasta sus pies y el bebé lanzó una mirada en su dirección. Formó un pucherito al entender que tenía que ir él mismo a por su juguete, porque sus papis casi le obligaban a caminar y decidiendo que se haría la vida más sencilla, apoyó ambas manos y rodillas sobre el piso alfombrado, empujando su cuerpo lentamente.
YoonGi rodó los ojos.
Niño caprichoso.
—Muy bien. —Interceptó al bebé antes de que pudiese tomar la pelota y lo sostuvo entre sus brazos, causando que su hijo se acomodara contra él. —Tu dieta inicia mañana mismo ¿uhm? Vamos, se un buen niño y papá te comprará lo que tu quieras.
Bae llevó su pequeño puño a uno de sus ojitos y lo frotó. Sería un día muuuuuuy largo. Sólo esperaba que no le quitaran las galletas.
Y su leche.
Y los chocolates que le daban a escondidas.
Y la crema batida que su tío Jinnie compraba.
Y los duraznos con yogurt.
Y los jugos de cajita.
¿Por qué su papá era tan complicado? ¡Él era un regordete feliz!
