First Time (no sex)

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Ni tu nombre, ni tu rostro he olvidado...

Era la primera vez que veía a esa humana, y era la primera humana que le plantaba cara, quizá era muy valiente o muy estúpida, no podría saberlo, cualquier cosa era posible viniendo de una humana que al parecer le gustaba pasar el rato con el inútil de Inuyasha.

Teniendola ahí frente a él, no podía creer que aquella humana, tan insignificante tanto en tamaño como en fuerza se atreviera a mirarlo a la cara, y para colmo había sacado a Colmillo de Acero con aquella facilidad que le hacía hervir la sangre, ninguna humana le había hecho sentir aquel enfado e impotencia, nunca.

Aquella sarta de estupideces se termina ahora, borraría del mapa a aquella miserable humana, quedaría derretida con su veneno, era lo menos que merecía.

Inuyasha intentó detener al demonio pero era mucho más débil que él, no había forma de ganarle e Inuyasha estaba conciente de ello, cuando vio que Kagome era cubierta por el veneno no pudo más que sentir tal pena por la muchacha, porque no había forma de que ella sobreviviera a eso.

Pero de la nada, cuando los dos hermanos la creían ya muerta, Kagome tosió un poco y se cayó aquella especie de capa que había creado el veneno, para sorpresa de los dos se dieron cuenta que Colmillo de Acero había hecho un campo de fuerza alrededor de la humana.

— Ay... Creí que moriría —dijo aliviada la muchacha, sin percatarse de las miradas de las que era víctima. Sesshomaru principalmente no podía creer que aquella humana sobreviviera. Qué estaba sucediendo.

Sesshomaru enloqueció entonces, aquello era algo que no admitiría, por primera vez un miserable humano no moría con su veneno, aquella racha de primeras veces le estaban artando, no había ya quién pudiese tranquilizarlo.

Inuyasha tomó a Colmillo de Acero que le había sido entregado por Kagome, le dijo a ella que tenía que salir de ahí pues Sesshomaru convertido en su forma demoniaca, en la baba que escurría de su ocico tenía veneno.

Kagome junto a la pulga Myoga treparon por los restos del General Perro, el padre de Inuyasha y Sesshomaru.

Estaban saliendo ya cuando detrás de ellos salió de un brinco Sesshomaru seguido de Inuyasha; Inuyasha estaba en un grave problema, si bien tenía a Colmillo de Acero no sabía cómo hacer para despertarlo y Sesshomaru no parecía estar de humor para esperarlo.

Sin embargo en el momento en que Inuyasha le dijo a Kagome que la protegería, Colmillo de Acero despertó, convirtiéndose en una espada mucho muy grande. Fue así como le terminó cortando el brazo izquierdo a Sesshomaru, después de eso Sesshomaru salió de ahí y se fue.

Mientras ellos celebraban aquella gran hazaña, lejos de ahí se encontraba Sesshomaru, dándose cuenta que por primera vez había perdido contra Inuyasha, pero aquella sería la última vez que ocurriera eso.

Todo había salido mal, le vino a la cabeza el rostro de aquella humana y para su sorpresa también recordó el nombre.

— Kagome —musitó el demonio, aquella humana tenía algo, debía de tener algo diferente, era probable que hubiese notado algo en ella cuando la vio, pero no se detuvo a ver qué, ahora aquella molesta humana no dejaba de rondar su mente.

Sesshomaru estaba molesto, realmente molesto. No era el hecho de perder su brazo, sino el hecho de perder ante esa humana, porque estaba seguro que si ella no hubiera estado allí, él habría conseguido la espada.

Pasaron semanas antes de que se le empezara a bajar el enfado que le carcomía, enfado que iba dirigido a esa humana, a esa humana de la que sabía bien su nombre, pero que se negaba a pronunciar, no, él no se rebajaría a pronunciar el nombre de una sucia humana, no una segunda vez al menos.

Y para su sorpresa se dió cuenta entonces, que aquella era la primera humana en su vida que le plantaba cara, que lo desafiaba, que salía con vida de uno de sus ataques y la primera además, que se negaba a salir de su cabeza.

Un bufido salió de entre sus labios, y Jacken que tenía todos aquellos días viendo a su amo de aquel humor, se atrevió a preguntarle qué le ocurría. Lo que fue la peor idea que pudo tener, pues por respuesta recibió un puntapié que lo mandó varios metros delante de dónde estaba.

Sesshomaru continúo caminando intentando olvidar aquel rostro que asaltaba cada uno de sus pensamientos.

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