Hugh

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It feels so right, so warm and true, I need to know if you feel it too, maybe I am wrong...

No, Inuyasha no tenía ningún derecho a tratarla así, él sabía que ella lo quería, lo quería como a nadie, y quizá por eso a veces no le importaba dejarla botada, tal como ahora, la había dejado en la entrada de la aldea para irse detrás de Kikyo.

Era verdad, Kikyo era el gran amor de Inuyasha, no le podía reclamar eso, no tenía sentido, no se puede reclamar sentimientos del corazón. Pero por qué, por qué si era Kikyo a quien quería, por qué seguía con ella.

Eso era algo que Kagome no podía comprender, quizá no estaba del todo seguro de los sentimientos de Kikyo y por eso no se atrevía a irse, o era que le gustaba viajar con sus amigos. No tenía idea de lo que pasaba por la mente de aquel hanyou.

En cualquier caso, ya se estaba cansado de eso, ya estaba llegando a su límite. No quería llegar a dónde se encontraban sus amigos, porque seguramente tendría que dar explicaciones que no quería dar. Tendría que soportar la cara de lastima y sincera pena hacía ella, y no tenía ganas, no lo soportaría, no ese día al menos.

Dió media vuelta y dobló a la izquierda, iría a su casa, tomaría un baño y se relajaría, cuando Inuyasha supiera que estaba ahí, iría a buscarla y para ese entonces, ella ya estaría con la mente despejada.

Comenzó pues su camino, aún no anochecía, pero el Sol ya pintaba de naranja el cielo; le gustaba caminar sola, sin prisa, sólo escuchando el cantar de los pájaros que vuelan veloces a sus nidos.

Kagome estaba tan absorta que ni siquiera se percató de que delante de ella un singular grupo estaba descansando; casi estaba frente a ellos cuando una voz chillona le llegó a los oídos, ladeó la cabeza, era Jacken, aquel demonio verde que seguía a Sesshomaru a todos lados.

Cuando vio a Jacken se percató que más adelante en uno de los árboles que rodeaban el pozo, estaba Sesshomaru, parecía descansar. Pero cuando ella se acercó lo suficiente éste abrió los ojos y la miró por un segundo.

- ¡Oh! -gritó Rin haciendo a un lado a Jacken- Señorita Kagome -saludó gustosa la niña.
- Ah... Hola Rin

Rin le preguntaba que es lo que hacía ahí, ella sin muchos rodeos le dijo que pensaba ir a su casa, para ese momento el demonio seguía los movimientos de la humana, la veía intrigado, cerca de ahí no había más aldeas. Kagome le explicó entonces a Rin que ella llegaba a su casa por medio de aquel pozo, y señaló el que tenían delante.

Sesshomaru levantó una ceja incrédulo, aquello era una vil broma, no era posible que saltando en aquel pozo llegara a ningún lado. Pero así fue, Kagome se deslizó dentro del pozo y éste brillo un segundo solamente, Rin se asomó dentro y oh sorpresa - ¡Desapareció! -gritó mientras daba vueltas al rededor del pozo.

Kagome llegó entonces a su casa, para su sorpresa no había nadie, quizá habían salido a dar un paseo. De cualquier forma tomaría un baño y se metería a la cama a dormir.

Pasaron los días y Kagome finalmente regresó, quizá Inuyasha había estado avergonzado u ocupado con Kikyo, no sabía, pero ni una sola vez fue a verla. Aquello le dolía, le dolía más de lo que se atrevía a decir.

Mientras salía del pozo el cuerpo de un hombre se veía en las sombras, su corazón dió un brinco, aquel no era Inuyasha. Pensó entonces en alguien más, ¿debería correr? Salió completamente del pozo y se quedó medio sentada en el borde, viendo a aquella persona escondida en las sombras.

Su corazón latía más deprisa, intentó hecharse a correr como había pensado, pero sus pies no le respondieron, quizá aquella persona veía en su rostro el miedo; cuando finalmente la luz del Sol iluminó el rostro de aquella persona, el cuerpo de Kagome se relajó, aquél no era muy amigable, pero dudaba mucho que le fuera a hacer algo.

Sesshomaru veía a Kagome de una forma tan distinta, no parecía el mismo, pero, de alguna forma era él, había algo en su mirada que hizo a Kagome avanzar hacía él, lo veía a los ojos buscando alguna explicación a lo que ocurría.

Kagome se encontraba absorta en su mirada, ¿en qué momento él empezó a verla de esa forma?

Ni el mismo Sesshomaru entendía qué estaba haciendo, pero sentía la extraña y absoluta necesidad de abrazar a aquella humana, aquella humana que había aparecido en sus sueños. Nunca soñaba, y cuando lo llegaba a hacer eran cosas sin sentido, pero ese sueño, en aquel sueño la veía a ella claramente, casi podía olerla, la tenía entre sus brazos, era ridículo, pero en todo caso ese era el motivo de por qué estaba ahí y del por qué haría lo que pensaba hacer.

Kagome estaba frente a él viéndolo con extrañesa, sus ojos se abrieron de par en par cuando sintió el brazo de Sesshomaru rodeándola ¿La estaba abrazando?

Ni ella ni él dijeron nada, pero se quedaron así, abrazados, sin razón aparente. Kagome luchó contra aquellas traicioneras lágrimas que amenazaban con salir, no entendía, por qué estaba llorando en el pecho de aquel demonio.

El olor salado de las lágrimas de Kagome llegaron a Sesshomaru, sintió como su pecho se iba mojando con sus lágrimas. Pero se quedó ahí.

Ese había sido su sueño, ella lloraba y él la abrazaba, no entendía por qué, pero era eso.

Pasaron los segundos, los minutos, quizá hasta horas, ninguno de los dos lo sabía, seguían ahí abrazados. Finalmente el youkai rompió el abrazo, se separó y sin voltear a verla dió media vuelta y desapareció entre el bosque. Kagome se quedó parada ahí sin saber qué había pasado, pero de alguna forma, se sentía tan tranquila.

Una vez que lo perdió de vista comenzó a caminar hacia la aldea, aquello si que había sido muy muy extraño, aunque la palabra se quedaba corta para lo sucedido.

Ella no dijo nada, nadie dijo nada, si Inuyasha se dió cuenta de que olía a su hermano, no dijo nada. No mencionó nada.

Tanto Kagome como Sesshomaru aún recordaban vivamente la sensación de estar abrazados. Pero quizá, tarde o temprano, así quedaría nadamás, como un simple recuerdo.

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