Capítulo XIII

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Regresaron a los vestuarios eufóricas por el gane momentáneo. Queen y Lance estaban lado a lado de Kara, creando un escudo protector para que las jugadoras contrarias no llegaran a buscarle pelea. Beiste, desde que las vio jugar juntas, con una sincronización impecable, lo supo, había conseguido un tridente poderoso, Sara era ala-pivot, Mia conductora y Kara alera. La coach tenía conocimiento de por qué decidieron atacar a la ojiazul para lesionarla, era una alera impresionante, con una exactitud que no se encontraba tan fácil, como Lebron James, Michael Jordan, Kobe Bryant, entre otros jugadores de la nivel NBA. La rubia suspiró entre risas por las idioteces que decía Sara para animarla, muchas referidas a Lena e incluso Alex.

— Bien, muchachas — habló Beiste acomodando su cabello corto rizado — Estamos en ventaja por solo un punto. Y, no de muy linda forma, como sabemos — señaló el golpe de Kara — Tenemos que sacar la casta, somos un equipo. Íbamos ganando, pero comenzaron a bajar la energía, hacer faltas innecesarias, ellas aprovecharon eso para ponerse adelante. Quiero que jueguen con más orden y escuchen a Queen, ¿está claro?

— Sí, entrenadora — asintieron todas observando como comenzaba a escribir en la pizarra nuevas posiciones, junto a una nueva estrategia.

La rubia se tocaba las costillas sintiendo pequeños dolores punzantes. Maldijo en su interior a la jugadora por el golpe que le dio, nadie necesitaba decirle nada para enterarse que fue intencional, aún así, no iba a rendirse tan fácil. Frotó su muñequera de la suerte buscando concentración para tener de darles el triunfo a su equipo.

— ¡Al centro, McKinley Ladies! — unieron sus manos y las lanzaron al aire.

— Kara, ¿estás segura de que quieres seguir? — le preguntó la coach — Recibiste un golpe fuerte en las costillas.

— Lo sé, coach. Pero quiero seguir jugando, como le dije, prometí que ganaríamos y eso haremos.

— Eres fuerte, Danvers — apretó su hombro — Luego hablaremos tú yo.

Kara asintió empezando a trotar para salir a encontrarse con sus compañeras. Chocó los cinco con Sara y Mia, antes de irse a su posición natural. Miró a la gradería donde se encontraba su familia y asintió para sí misma. Quiero que se sientan orgullosos de mi, ganaré esto para ellos. Sacudió su camiseta varias veces para que le entrara un poco de frescura por el calor en el ambiente.
La árbitra repitió la acción de los primeros diez minutos, lanzó el balón al aire a la vez que sonaba su silbato.

— ¿Creen que Kara está bien? — preguntó Lena rechazando una bolsita de frituras que le ofrecía Sam.

— Lo estará, cuñadita — le apretó su hombro — Kara no se rinde tan fácil — tomó unas cuántas que Sam le ofreció.

— Tú novia es muy fuerte, en todo sentido — comentó Sam tapándose su boca al hablar (porque comía).

— ¡Eso es! — celebraron viendo la anotación que consiguió Kara antes de la línea, logrando tres puntos más para McKinley Ladies.

— Kara es increíble, tiene mucho talento — le comentó Lionel a los Danvers — Los felicito mucho. Yo también jugaba.

— Pero no lo hacía bien — Elizabeth comentó divertida.

— Cielo, por favor — Lionel comenzó a reírse por la honestidad de su esposa — Ella siempre es así de honesta.

— Ustedes son un gran matrimonio — les comentó Eliza divertida — Muchas gracias, siempre tratamos de darle la mejor educación a nuestras pequeñas.

— Mamá, ya no somos pequeñas — comenzó a reírse Alex.

— Oh, los hijos no entienden que para nosotros siempre serán nuestros bebés — comentó Elizabeth entre risas.

Una Perdedora Como Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora