Una relación añejada y conservada como el vino, así catalogaban sus padres el regreso de las chicas, recibieron la noticia en medio de la reunión realizada por los señores Luthor. Quedaron eufóricos con la noticia, siempre estuvieron a la espera de que su reencuentro se diera, fueron muy pacientes, y siempre supieron mantener en silencio su lamentar para no presionar a ninguna de las partes. Tampoco comentaron nada con los señores Danvers, ni viceversa, como personas adultas y maduras sabían que sus hijas debían hablarlo entre ellas sin terceras personas en medio. Lena no pudo ocultar su propia emoción, sus labios le dolían de tanto sonreírle, quería gritar a los cuatro vientos que Kara Danvers y ella estaban juntas de nuevo, sin embargo, querían sorprender a sus amigos en la boda de su cuñada con su mejor amiga. Intercambiaron sus direcciones para visitarse con frecuencia y, muy importante, tener intimidad.
Los días empezaron a pasar con velocidad, su relación ya estaba estable (como siempre lo fue), crearon un horario para alterarse los días en que se iban a quedar a dormir. Lena admitía disfrutar más estar en el departamento de Kara que en su penthouse, por alguna razón lo sentía más como un hogar que el suyo. Lena miró de reojo a su novia que terminaba de subir las maletas al auto. Debían viajar hasta Lima para ayudar a las chicas con los preparativos, porque sí, ya estaba la boda en una esquina.
— ¿Ya está todo, amor? — preguntó Kara cerrando la cajuela. Lena hizo un repaso mental rápido asintiendo.
— Sí, cariño. Ya está todo listo — le sonrió recibiendo un pequeño beso — ¿Cuándo llegarán los chicos?
— Un día antes, ya sabes que nos les gusta los ataques de nervios que tiene Alex — soltó una pequeña risa. Abriéndole la puerta a Lena para que entrara.
— Bueno, es Alex. Cuando se trata de Sam, o Ruby se pone así — también se rio entrando con cuidado al auto por sus zapatos de tacón. Kara entró al piloto sin dejar de sonreír — Muero contarles a nuestros amigos que estamos juntas — mordió su labio inferior con suavidad.
— Pronto — se acercó para darle un beso, uno que fue correspondido al instante — Sigo incrédula de que Alex haya invitado a los chicos del Club.
— Yo creo que fue más bien Sam, amor — le dijo entre risas poniéndose el cinturón de seguridad.
— Bueno, eso sí que lo creo — sonrió acomodando el suyo para encender el motor — E inicia nuestra misión, evitar que las chicas colapsen.
— Adelante agente 007 — bromeó Lena poniéndose los Ray Ban y Kara se echó a reír imitándo el gesto.
El viaje iba a ser un poco largo, pero aprovecharían al máximo la experiencia de viajar en auto hacia su destino y no en avión. Kara encendió el motor prendiendo la radio, algunas cosas nunca iban a cambiar, esta vez Lena se sumaba al karaoke espontáneo de su novia. Las ventanas estaban abiertas, el viento hacía del viaje más emocionante. Pasaron de camino por Noonan's para comprar café y unas cuantas donas como un desayuno para nada nutritivo.
— Nunca me contaste cómo te fue en el equipo de basketball — rompió el silencio mordiendo su dona.
— Cierto, no te he contado — habló casi con la boca llena — Fue fantástico jugar a otro nivel, quedamos como tricampeonas y, el último año quedé como la mejor jugadora — Lena sonrió con orgullo.
— La Universidad no se arrepintió de haberte dado una beca completa — Kara negó con cabeza tomando de su capuccino helado.
— Lo di todo en la cancha. Claro, me gané algunas compañeras como enemigas, nada fuera de lo común.
— Me lo imaginaba, siempre se sienten amenazadas porque alguien sea mejor, o más aplicado — rodaron los ojos ante las personas así — Florida te hizo muy bien, estás bronceada y yo más vampira que nunca — bromeó.
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Una Perdedora Como Yo
RomanceLena Luthor siempre ha tenido en cuenta la realidad que se viven en las secundarias. Por eso, a sus dieciséis años de edad, se comparaba como una mujer de veinte, muchas la consideraban una "abuela", por preferir quedarse estudiando antes de ir a "e...