Capítulo IV

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Con clara decepción en sus rostros entraron al salón del coro. No hubo reacciones en los estudiantes del patio, salvo dos chicos, que Rachel y Finn observaron que se unieron a ellos desde sus lugares tatareando la canción. A Kara no le importaba mucho eso, había disfrutado de cantar y bailar frente a todos, en especial por la atención que cierta ojiverde le había dado, sonrió internamente sintiendo como la adrenalina saltaba por su cuerpo con el pasar de los minutos. Ignoró los rostros pesimistas que sus compañeros tenían y se despidió de ellos porque tenía una clase cercana a la que podía llegar tarde. Rachel casi le había gritado de que no se olvidara de su ensayo en su casa, casi en medio pasillo llamando la atención de todos. A veces Kara llegaba a olvidar lo intensa que era su compañera de coro y eso podía ser lo que molestaba a Quinn Fabray, la pequeña judía no le prestaba atención como antes (según había escuchado).

Antes de irse al salón, se dirigió al sanitario para cambiarse la blusa, ya no tenía por qué andarla puesta. Tenía una pequeña sonrisa en su rostro mientras caminaba el corto trayecto hacia él, tenía la chaqueta en sus manos esperando ser lucida por ella de nuevo.

—  Hey, Danvers. No olvides el entrenamiento de hoy — le recordó la capitana del equipo, Mia Queen.

— No lo haría, Queen — Mia asintió con seriedad.

En su pequeña audición que le hizo la entrenadora, logró conocer e impresionar a todo el equipo. Se dio cuenta que Mia era hija de Felicity, la profesora de Álgebra, pero casi nadie sabía, más que todo porque no le prestaban atención a la señorita Smoak. Kara a partir de ese momento se convirtió en la sub capitana por decisión unánime, ninguna de las chicas se soportaba el mal humor de su capitana, por eso le cedieron el puesto sin refutar nada, claro, sin opacar su gran talento para el juego. Además, la ojiazul no se dejaba intimidar por nadie, ya lo demostró enfrentando a la grande temida Santana López. Por lo que no consideraba eso como un nuevo problema.

Entró en uno de los cubículos dejando su bolso en el suelo. Se quitó la blusa dejándola caer con suavidad para ponerse la que traía como cambio. Una blusa lisa con el logo de Tommy Hilfiger, se puso la chaqueta encima, tomó la blusa del suelo metiéndola a su bolso y salió sintiéndose más cómoda que nunca. Se miró a través del espejo acomodando su cabello. Gracias a Dios no se arruinó por la gorra, pensó terminando de hacerlo. Al girarse casi golpea a una chica que la miró con seducción a los ojos y le regaló un guiño. Kara sonrió incrédula dirigiéndose hacia el pasillo, agitó despacio su cabeza para no darle importancia a lo sucedido.

Miró su reloj de pulsera para verificar que no estuviera llegando tarde. Apresuró sus pasos para atravesar el salón correspondiente. El profesor no había se encontraba, era un hombre británico llamado Jack Spheer. No era de agrado, en cada clase notaba como pasaba casi comiéndose con la mirada a la ojiverde. Una que precisamente estaba presente sentada junto a Samantha. Parecían comerse las páginas del libro de Ciencias Naturales, frunció su ceño pensando que Lena podría tener cierto interés por el señor Spheer, porque siempre se le mostraba muy interesada en la asignatura. Miró por el umbral de la puerta para asegurarse que no hubieran rastros del profesor.

— Buenas tardes, alumnas —  imitó a la perfección el acento británico del hombre.

Las chicas elevaron su vista desconcertadas de quién lo había imitado. Kara solo les sonrió con amplitud sentándose atrás, el lugar perfecto para rodar los ojos ante las actitudes tan evidentes del señor Spheer.

— Me gustó la presentación, Kara — Kara la volvió a ver — Son muy buenos — le sonrió.

— Gracias — le devolvió la sonrisa — ¿Te gustaría unirte al Glee Club? — bromeó.

Una Perdedora Como Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora