Capítulo XVIII

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McKinley estaba en completo silencio. Casi se podía escuchar el viento removiendo las hojas. La tensión estaba en su elevada en su máximo nivel, algunos pasos se escuchan acercándose por el pasillo sembrando el terror y pánico. El pomo de la puerta estaba girando varias veces, pero su apertura era negada por la cantidad de instrumentos bloqueándola. El silencio era abrumador, se podía escuchar sus respiraciones irregulares, estaban en el suelo con mucho miedo y llorando uno frente al otro, en ese instante no existían las rivalidades absurdas. Kara se trataba de mantenerse más calmada, pensando en una y mil posibilidades para irse de ahí y buscar a los chicos. Sara compartía miradas con ella, trataban de comunicarse con ese lengua ni verbal para transmitirse seguridad.

Muchos se encontraban abrazados, Quinn era abrazada por una Rachel desbordada por el llanto. La rubia sujetaba sus hombros para que se aferrara más a su pecho. Kara sonrió de medio lado por la ironía del momento, una deseaba haberlo hecho desde hacía tiempo y, la otra, parecía tener sus sentimientos bien escondidos que daban la impresión de surgir en esa circunstancia. Ella pensaba que era el amor en sí no era complicado, las complicaciones las agregaban los seres humanos. Bajó su mirada hacia el móvil para verificar si tenía algún mensaje de sus padres, o Lena.

"La policía está en camino. No tengas miedo mi estrella hermosa, nosotros también te amamos con toda nuestra alma. XO Mamá." Kara suspiró con alivio mostrándole el móvil a Sara que no se despegaba de su lado. Lance asintió con una leve sonrisa acomodando mejor su cuerpo en la pared.

¿Dónde están, Len? Necesito que me envíes un mensaje para saber si están bien. Pensó cerrando sus ojos sintiendo como cada vez más su ojo se hinchaba por el puñetazo. No sabía por qué tenían el afán de atacar sus ojos. ¿Por qué Jack desea estar golpeando mis ojos?, ¿acaso piensa que Lena me quiere por ellos?, pensó con ganas de reírse.

Lena no se había enterado de que Kara le había mandado un mensaje. Su móvil estaba en su bolso al lado de su silla, no tuvo tiempo de agarrarlo antes del tiroteo. Estaba tirada en el suelo junto a Sam, habían creado una barrera con los pupitres para no ser vistas por los atacantes. Jack se sentó frente a ella fingiendo estar preocupado como los demás. Lena se sentía muy incómoda por el constante roce de su pie con su pierna, flexionó su rodilla para alejar por completo su pierna. Su mejor amiga miraba al hombre con asco y repugnancia, deseando que hiciera algo indebido para lanzársele encima para romper su nariz británica de una patada voladora como siempre quiso poner en práctica.

La ojiverde miraba hacia otro lado para no mantener el contacto visual con el hombre. Miraba a Santana y Brittany que estaban abrazadas, la latina se estaba haciendo la fuerte para cuidar y consolar a Brittany. Sentía como su cuerpo entraba en un escalofrío, el señor Spheer miraba sugestivamente su escote, sentía como su cuerpo empezó a temblar y la morena lo notó dirigiéndola una buena mirada asesina dándole tributo a su apodo de Reign. Jack parecía inmutarse ante su mirada, porque seguía en su trabajo. Aquella puerta parecía querer abrirse, todos (excepto él), comenzaron a tener aún más miedo, de pronto un olor a gas se hizo presente, habían lanzado una bomba lacrimológeno.  Instintivamente comenzaron a taparse la nariz con sus prendas para evitar inhalar todo aquello.  Kara, ven por mi. Llévame lejos, llévame a casa. Pensó deseando con todo su ser que la telepatía existiera. Tenía miedo de que algo le haya pasado allá afuera, ahora entendía por qué Jack no permitió que entrara, todo era parte de su plan enfermo. Tenía ganas de llorar, tenía miedo de no volver a ver todas las personas que amaba. Tienes que aguantar, Lena. No dejes que él te vea llorar. Pensaba tragando saliva con fuerza.

No le daría el gusto a Jack de cerrar sus ojos, parecía que a este no le afectaba el efecto de la bomba. ¿Todo estuvo planeado por él, para poder tenerla encerrada? Esa y muchas preguntas como esas rondaban su mente.

Una Perdedora Como Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora