Capítulo XIV

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Los señores Luthor quedaron más que convencidos de los sentimientos de Kara hacia Lena, vieron verdadero miedo y preocupación en sus ojos cuando les contaba de Jack Spheer, un miedo que se convirtió mutuo desde la primera letra hasta la última sobre el tema. También les preocupaba de que su princesa no les haya contado y la ligereza con que tomaba la situación, su integridad en verdad corría peligro.

Kara los miraba casi sin parpadear, buscaba una respuesta pronta de cómo actuarían de ahí en adelante. La señora Luthor al verla tan triste volvió a tomar su mano y le regaló una leve caricia para que no se preocupara. Los señores Danvers se sentía perplejos ante la información que estaban procesando, tenían miedo por las chicas, ya existía la posibilidad, una muy grande de que el hombre tomara represalias contra Kara por frustrarle sus planes, porque conocían a su estrella, no se detendría.

Lena salió del sanatario entre risas compartidas con las chicas. Nia contaba como su novio Querl, era un matemático empedernido, aunque tuviera apariencia un poco seria y ruda, tenía un sentido del humor un poco atípico. Samantha se reía con la pequeña entre sus brazos, yacía dormida en su hombro por la buena dosis de leche que tomó en su biberón, Alex se encargaba de cargar el bolso materno con mucho orgullo. Sus risas se apagaron por la seriedad en la mesa.

— ¿Sucede algo? — preguntó preocupada de que haya habido algún problema y ella no se diera cuenta.

— No, Lena — Kara le regaló una sonrisa fingida.

— Hablábamos de la entrenadora esa — le siguió Elizabeth que soltó con agilidad la mano de Kara.

— No estamos de acuerdo con el trato que les da a las porristas — reforzó la mentira Eliza.

— Ah — Lena hizo una mueca — Sue Sylvester es una entrenadora un poco extraña con sus métodos.

— ¿Extraña? — se acercó Winn — Eso es un halago a lo que es esa mujer — Lena no tenía quejas sobre eso.

— Estoy muy de acuerdo — admitió encogiendo sus hombros.

— Por Dios — se agarró el tabique Lionel — ¿Aún así siguieron con las porristas? — los chicos asintieron.

— Todo por ser populares — Kara rodó los ojos — Gracias a Dios nunca se me ocurrió hacerme porrista — murmuró y los Danvers asintieron de acuerdo y agradecidos.

— A mi me ofrecieron varias veces serlo — contó Lena tomando un slice ya frío — Nunca me interesó serlo.

— Gracias a Dios — dijeron al unísono sus padres.

— A Sam también le ofrecieron ser porrista — Sam asintió rodando los ojos.

— Y no me arrepiento de haber rechazado la oferta.

— Ahora que estamos aquí, acabo de recordar algo muy importante — sonrió Kara recordando que ella le pediría permiso a los señores Luthor para salir con Lena — Elizabeth, Lionel, quiero pedirles formalmente permiso para comenzar a salir con Lena.

Los adultos se sintieron derretido ante el detalle de Kara. A estas alturas de la vida, ya nadie se preocupa por pedir el consentimiento para salir, Kara, sin embargo, seguía creyendo en la belleza y magia del amor, quería ofrecerle uno a Lena real, uno romántico como el que sus antecesores le habían brindando a su correspondiente pareja. Elizabeth estaba tan derretida que no dejaba de sonreír, Eliza no tenía palabras para expresar el orgullo que le nacía en el pecho, tenía sostenida la mano de Jeremiah que parecía tener ganas de llorar. Alex y los chicos estaban tan emocionados que intercalaban miradas entre ellas. Lena, por supuesto, estaba sintiendo como en su corazón se desarrollaba un sentimiento nunca antes conocido, el amor romántico.

Una Perdedora Como Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora