Capítulo XXXII

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La prueba de los vestidos no resultó ser estresante como creían. Se divertían probándoselos y siendo sinceras con sus elecciones, estaban bien encaminadas. Pero bromeaban diciendo que en parte les hacía falta la pequeña ayuda de Kurt. Ahora que el divo trabajaba para Vogue, estaba más ocupado y con poco tiempo para poder ayudarlas como deseaba. Las chicas impidieron que entre ambas se vieran su vestido de novia, no por la antigua creencia de que daba mala suerte, si no para no arruinar el momento. Kara veía lejos a Lena suspirando, se la imaginarba vestida de novia caminando hacia ella, con solo pensarlo sentía como mundo se detenía, la veía tan feliz ayudándole a Santana a escoger los zapatos de tacón. Parecía que se transportaba a la secundaria, cuando escogían su vestido para el baile. Sin darse cuenta Alex se acercó a ella con una pequeña sonrisa y se sentó a la par.

— Se nota que sigues amándola como si nada hubiera pasado — le dijo sacándola de sus pensamientos. Kara giró su cabeza con una pequeña sonrisa.

— La amo tanto, no tienes idea de cuánto — entrelazó sus propios dedos volviendo a mirarla — Alex, quiero pedirle matrimonio — su hermana se giró a ella sorprendida y a la vez sonriendo.

— Eso es magnífico, hermanita — tomó sus manos — ¿Necesitas comprar el anillo? Yo con todo el gusto del mundo te acompañaré — Kara asintió con una pequeña sonrisa.

— Quiero que Santana y tú me acompañen en un momento para hacerlo. Solo necesitamos distraer a Lena — soltó un suspiro aferrándose más a sus manos.

— ¿Recuerdas cuando me acompañaste a comprárselo a Sam? — las dos soltaron una pequeña carcajada recordando a la impaciente dependiente tratando de complacerla — No te preocupes, le diré a Sam que la distraiga, pero tendré que decirle — le advirtió conociendo a su prometida.

— Puedes decirle, Alex — Kara le sonrió tranquilizándola.

— No puedo creer que mi hermanita quiera dar el mayor paso de su vida — le presionó sus mejillas con amor.

— Shh, ahí viene — le murmuró un poco rápido. Alex captó de inmediato abrazando a Kara.

— Gracias por el consejo, hermanita — Kara asintió frotando su espalda como agradecimiento.

— ¿Todo está bien? — comenzó a reírse viendo sus mejillas marcadas por los dedos de Alex.

— Sí, cuñada. Solo le pedía un consejo a Kara — le sonrió dejando de abrazar a Kara — ¿Ya se probó el vestido Sam? —Lena asintió sentándose en su lugar — Iré a comentarle sobre algo que se me olvidó comprar — hizo una mueca de estar en problemas, en realidad era para ir con las chicas.

— Mucha suerte — le dijo en medio camino — ¿Qué te parecieron los vestidos, mi amor?

— Están muy hermosos, el color es interesante — la abrazó por su cintura colocando su cabeza encima de la suya y suspiró — Te amo, Len.

— Te amo, Kara — le colocó su mano en su mejilla cerrando sus ojos.  Los vestidos eran color rosado claro.

Alex poco después le pidió disculpas a Lena por tener que robarse a Kara y Santana partícipe del plan se ofreció a acompañarlas soltando algún comentario típico de ella para no alzar sospechas. Salieron rumbo a una joyería que quedara lo más lejos de la tienda, contaban con poco tiempo para que la ojiazul lo eligiera. Unos cinco minutos de caminar, entraron a la primera que vieron.

— Buenas tardes — saludó una joven dependiente. Las chicas le correspondieron el saludo — ¿En qué puedo ayudarles? — preguntó viendo a Kara mirar los anillos.

— Busco el anillo de compromiso más hermoso que tenga — Santana también estaba mirando por su parte rascando su barbilla. Alex solo las veía con sus brazos cruzados sin dejar de sonreír.

Una Perdedora Como Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora