The Heirs - Royalty | Choi Young Do

C A P Í T U L O - 22

Lo dije.

Estaba demasiado nerviosa por mi confesión y cuando creí que iba a ser completamente rechazada, él me sonrió.

-Eres odiosa. –hizo una pausa. –Yo quería decirlo primero.

¿Cómo? Me quedé callada y asombrada, iba a preguntar a qué se refería, pero se adelantó.

-También me gustas, zanahoria. –sonrió apenado.

Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que reí.

- ¿Young-Do sonrojado? –lo molesté, el solo revolvió mi cabello viéndome con ternura, mientras seguía sonriéndome.

-No puedo creer que Bona tuviera razón –murmuré recordando una de las primeras veces que hablamos de Young-Do.

- ¿Sobre qué? –preguntó recostándose en la baranda que nos detenía y tomando mi mano entre las suyas. Se sentía tan bien.

-Sobre que ibas a terminar gustándome, realmente, ahora que lo veo de esta manera, siempre pensaba en ti todo el tiempo, que horror. –solté su mano para cubrirme la cara con mis manos.

Él rio y quitó mis manos de mi cara.

-Yo sabía que te traía loca.

-Loca me volviste con todos tus juegos y burlas –le golpeé el hombro molestando.

-Ahora yo soy el loco, pero por tus besos –se acercó y me robó uno. Pero en eso el timbre sonó, por lo que lo alejé de nuevo, pero con más fuerza logrando que cayera al suelo, me reí y el solo me miraba serio para después soltar una pequeña risa.

-Ven, vamos al comedor.

Me ayudó a levantarme, entrelazando de nuevo nuestras manos para luego fuimos a buscar algo para comer.

~💫~

-Yo sabía que iban a quedarse juntos. ¡Lo sabía! –empezó a saltar Bona.

- ¡Ya! Deja de gritar. Agradece que te estoy contando. –reí.

-Okey, ya me calmo. Pero ¿De verdad se besaron?

-Eso es muy tabú aquí ¿Verdad? –mencioné con una mueca.

-No estamos acostumbrados a algo tan, tan afectuoso. Aunque a veces beso a Chan Young.

-Bueno. –volví a reír. –Pero si, y vaya que besa tan bien, lo importante ahora es que me correspondió y no lo sé, quizá pueda suceder algo entre nosotros. –murmuré apenada.

-Y pensar que antes lo odiabas... Sin duda, todo había sido atracción y amor.

-Ya, calla, es un secreto, pero vaya que si me caía mal.

-Claro, "mal" –menciono haciendo comillas con sus dedos. –Pero guardaré tu secreto. –hizo el signo de zipper en su boca.

El aire me empezaba a hacer falta de nuevo y empecé a toser, otra vez. Busqué mi inhalador y cuando lo encontré suspiré de nuevo al sentir el aire en mis pulmones.

-Ey, ¿Todo bien? –preguntó Bona, preocupada.

-Sí, estoy teniendo más ataques a menudo, no sé a qué se deberá, pero, ya sabes, al menos tengo este aparatito, si no, moriría. –reí para disminuir la tensión.

-Claro, pero, ¿Has visto recientemente a algún médico? Quizá debas de cambiar de medicamento o ver que todo marche bien.

-Iré pronto. –mentí. No quería preocupar a nadie, ni a mis amigos ni a mis padres. Podía soportar eso.