𝐃í𝐚 𝟏𝟔: 𝐀𝐥𝐟𝐚 𝐬𝐮𝐬𝐭𝐢𝐭𝐮𝐭𝐨

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Ser un omega nunca ha sido algo sencillo, claro, las cosas ya no eran como antes cuando se consideraba a los omegas la casta más débil e insignificante, en la actualidad poseían derechos y era más respetados, pero sin duda alguna el ser un omega aún en estos tiempos es algo muy difícil, más si eres un omega joven, en una edad fértil y sin pareja.

Era el caso de Bucky Barnes, un omega masculino de veinticinco años, muy soltero y quien solía experimentar celos que cada vez se volvían más difíciles de sobrellevar. En la actualidad las personas pertenecientes a su casta pueden combatir los celos de diferentes maneras, unos los inhiben con medicamentos, otros aprovechan para intimar con sus parejas, pero algunos más debían conformarse con su soledad, sus dedos y un dolor incontrolable.

No podía tomar medicamentos y tampoco era como esos omegas que disfrutaban de compartir sus celos con desconocidos, pero había buscado otros métodos y formas para poder solucionar su situación; desesperado buscó en cientos de páginas en internet hasta que dio con una que se llamaba "Alfas y omegas sustitutos". Nombre tan llamativo que logró capturar su atención, haciendo que abriera el sitio web y leyera lo que ofrecían. En pocas palabras el nombre de la página era el servicio: alfas y omegas (hasta betas), se pueden rentar por cierta cantidad de dinero para ayudar a los de las castas contrarias a sobrellevar sus celos.

Nunca había escuchado de eso y cuanto más leía, más interesante e intrigante se le hacía al castaño, quien leyó desde el principio y hasta el fin toda la información ahí dada, anotando en su celular los precios no tan accesibles, solo por si acaso. Esa misma noche recordó la página web y aunque resultó ser llamativa, el omega desechó la idea de adentrarse en ese mundo, al menos hasta que el dolor y la incomodidad volvieron a él.

Lo había estado considerando desde hacía muchos meses, pero hasta el momento no se había atrevido a ir más allá, solo investigar y visitar la atractiva página. Pero llegó a su límite cuando sufrió uno de sus peores celos, el cual lo mantuvo en cama durante toda una semana, con fiebre y la incontenible necesidad de ser reclamado. Estaba decidido, Bucky buscaría un alfa sustituto.

Ingresó su información personal y detalles que al parecer eran necesarios para ese tipo de servicios: preferencias, gustos, tamaño, altura y lo más importante que era el inicio de sus celos y la duración de estos. Le resultó un poco incómodo hacerlo, pero cuando le dijeron que todo eso serviría para encontrarle al alfa ideal, Buck se tranquilizó, esperando recibir una pronta respuesta ya que su celo estaba a pocos días de iniciar.

El correo de confirmación llegó solo dos días antes del celo, haciendo que Bucky se tranquilizará un poco. Al principio no había estado tan seguro de lo que había hecho, dejaría que un alfa desconocido lo tomara y se metiera en él, permitiría el intercambio de fluidos y el acercamiento de un alfa en sus días más vulnerables, pero sabía que era mejor soportar todo eso que volver a estar postrado en cama durante una semana; tal vez estaba viendo lo peor de la situación, tal vez podría disfrutar el sex0 casual y ¿quien sabe? A lo mejor su alfa designado era atractivo.

Había llegado del día tan temido y Bucky no podía controlar que todo su cuerpo temblaba anticipando la llegada del alfa que le ayudaría a sobrellevar toda esa semana. Había recibido un último correo para confirmar la visita, además de informarle que la llegada sería por al mañana. Barnes despertó con un poco de dolor y fiebre, pero aún nada insoportable, por lo que tuvo tiempo para burlarse y alimentarse correctamente; revisó que hubiera el alimento suficiente para dos personas durante una semana. Todo estaba listo, incluido él, que al paso de los minutos podía sentir un calor llenar su vientre.

Barnes estaba en su sillón descansando cuando el timbre sonó anunciando la llegada del alfa. Bucky se enderezó de su lugar con lentitud tratando de no caer por el constante temblor, llegando a creer que caería en cualquier momento, cosa que no sucedió porque el nerviosismo abandonó su cuerpo cuando después de abrir la puerta vio al alfa. El alfa era la viva imagen de un Dios griego: atractivo, musculoso, con un rostro envidiable y en pocas palabras todo lo que Bucky consideraba como su alfa ideal. El hombre parado frente suyo iba con ropa casual pero que aún así lo hacía ver imponente y llevaba una mochila colgada en su espalda.

Fictober 2021: Stucky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora