Fictober 2021: Stucky

𝐃í𝐚 𝟐𝟐: 𝐃𝐢𝐬𝐭𝐨𝐩𝐢𝐜𝐨

Nadie espera un futuro distopico. Nadie nunca espera que la vida se vaya al carajo de un momento a otro y las más horrendas pesadillas se hagan realidad, pero gracias a los cientos, miles de errores que la humanidad había estado cometiendo, el final como especie llegó antes de tiempo y de la forma más ruin y cruel.

¿Quien esperaría despertar un día y ver como el mundo se sumergía en un caos inevitable? Nadie, seguramente sería algo que solo en películas o libros uno creería que podría ocurrir, pero como siempre: la realidad superó a la ficción. Y el escenario que nunca nadie le desearía a la humanidad se hizo presente.

Aunque lo más importante no era el como había empezado todo, sino, las consecuencias que había provocado y es que aunque millones de personas murieron cuando todo inicio, la peor parte se la llevaron los sobrevivientes que quedaron esparcidos por el mundo. Dejar atrás las comodidades de su vida pasada y sin preocupaciones para ahora tener que estarse moviendo constantemente y sobrevivir todos los días.

Después del caos apocalíptico y la destrucción que provocó llegaron criaturas que ni siquiera en pesadillas se harían presentes. Criaturas radioactivas que fácilmente podrían matar a una persona en menos de dos segundos, desgarrando y comiéndose todo, dejando solo un rastro de sangre e intestinos. Increíblemente estás no eran lo más aterrador, no, lo más aterrador eran los otros sobrevivientes.

¿Quien lo diría? Después de un evento apocalíptico y de las viles criaturas amorfas que éste dejó a su paso, de lo que más hay que cuidarse es de los humanos. La misma especie y todos creerían que en un momento como ese los que quedaron se unirían y tratarían de empezar desde cero, juntos y unidos para traer de regreso la vida que antes tenían, pero sin duda alguna el peor enemigo de un humano es otro humano y Bucky lo había comprobado.

James Barnes, líder de un pequeño grupo de sobrevivientes que se había formado durante meses, era de todos ellos el que debía llevarlos y mantenerlos a salvo, una tarea nada difícil pero que se había encomendado al ser quien más conocimientos tenía. Su objetivo nunca fue ser el líder de nadie, pero las circunstancias lo orillaron a eso.

Fue difícil en un principio, el reto de buscar alimentos y sitios donde estuviesen seguros no fue fácil, llegó a ser complicado cuando no solo las bestias los acechaban, también otros grupos de sobrevivientes, los cuales se concentraban no es buscar de una buena manera refuerzos, sino más bien en quitárselos a los demás antes de asesinarlos.

Los pocos encuentros que había tenido con otras personas que podrían fácilmente ser catalogadas como "malvadas", no fueron buenos y es que en los peores momentos, en esos de desesperación, hambre y miedo, las personas se comportan como animales salvajes tratando de ser los numero uno y sacar provecho de todo. Había visto a más humanos siendo asesinados por otros humanos que por las criaturas que seguían al acecho.

Y ni siquiera con el paso de los meses o años las cosas mejoraron, en su lugar, los distintos grupos de sobrevivientes reclamaron zonas como sus territorios, obligando que personas ajenas a ellos evitaran cruzar cerca, a menos de que lo que buscaran fuese ser asesinados. Así que la humanidad se había dividido y estaban ejerciendo la ley del más fuerte.

Aunque Barnes podía mostrarse como un hombre serio y capaz de todo, nunca había matado a nadie que no lo mereciera. Cuando lograba dar con personas que lo único que buscaban era un refugio, el castaño las aceptaba, claro, después de asegurarse de que no ocasionarían algún inconveniente en su grupo o fuesen un peligro para el mismo.

Cuatro años después de que todo empezara, Barnes y su grupo se habían establecido cerca de lo que quedaba de Boston; en un área boscosa y tranquila. Hizo su propia fortaleza para protegerse y proteger a las personas de los enemigos. Y realmente las cosas no iban tan mal, logrando sobrevivir con algunas pocas bajas, pero manteniendo a todo el grupo junto y tranquilo.