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Dejaré mi guía para poder publicar cada quince días, pero les dejo los que vaya modificando cada que me acuerde, así que gracias por leerme.

Que tengan bonito día.

Feliz Lectura…

—Ana, ¿Podemos hablar?—mi hermana gira su vista y asiente.

Dios, esto es más difícil de lo que imaginé que sería, pero tengo que hacerlo.

—Dime.

—Voy a regresar a casa.

Sus labios se entre abren y luego niega de manera repetida.

—Elena… Se supone que te traje para…

—Ana, no tengo interés en conocer a nadie—es la verdad, no me interesa conocer a nadie, no hace ni un año que me separé y Ana ya está pensando en que encuentre a alguien para coger o que sé yo—. Estoy bien quedándome en casa y me siento feliz de…

—¿Feliz?—no me agrada ese tono—. Estás en tu casa todos los días, ya ni siquiera sales con amigos y prefieres quedarte en tu departamento para que no se rompa tu burbuja de comodidad.

—Es mi vida, Ana. No la tuya, sí tú quieres seguir malgastando tu vida en coger con desconocidos que sentar cabeza es tu problema no el mío.

Hace una mueca que parece que le dolió mi comentario, no dice nada antes de alejarse de mí unos dos pasos grandes.

—Bien. Cada quien desperdicia su vida como le parece, lárgate si quieres, ya tengo porque detenerme con alguien que no quiere salir de su miseria.

—Nunca te pedí ayuda.

///

Cuando tengo mi maleta lista escucho que tocan mi puerta, sí es Ana la mandaré al diablo. Al abrirla veo a Dalia con una sonrisa leve.

—¿Qué necesitas, Dalia?—suspira antes de hablar.

Creo que sé que pedirá, pero no tengo ganas de verle la puta cara a Ana por lo que resta del año, aunque queden seis meses y sea fin de año.

—¿Puedes quedarte un día más?—niego viendo mi maleta ya cerrada—. Por favor. Sé que lo que te dijo estuvo mal.

—Dalia, tengo intención de…

—Sólo un día.

Contra Dalia no puedo, así que cedo a quedarme un día más. Después de todo hoy en la mañana hice lo que Ana quería y tristemente no recuerdo nada así que más vale quedarme con Ana un día más antes de vuelva a mi vida en casa donde no entiende que me siento feliz de estar sola.

///

Tomar el sol es una de mis actividades menos favoritas pero es la que más le gusta a Ana. Me pidió perdón anoche mientras cenamos y no pude decirle que no. Porque cuando hace esa cara de perro… la odio. Sabe que es lo que puede con mi estabilidad emocional y eso es malo para mí solamente.

La detesto.

Cómo esto que hago.

Qué ganas de asar la piel, pero mientras ella asa su piel para ligar, yo disfruto de un día de sol leyendo un libro y tomando un poco de refresco.

Gracias a los Dioses Ana no supo que no llegue a dormir la noche anterior y agradezco que no lo haya hecho porque es peor que un niño con curiosidad.

Pasó la página viendo como mi hermana coquetea con un hombre joven de cabello rubio y piel pálida, pobre chico, caerá en los brazos de la rubia que sólo lo usará una noche, niego antes de regresar a mi lectura.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora