Epílogo

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Mil gracias por darme la oportunidad de formar parte de sus días con la publicación de esta nueva versión aunque muchos gatitos se molestan porque empiezo con esto y lo termino las que tengo pendientes, pero por eso voy a tratar de publicar en la mayoría y terminar las que tengo.

¡Feliz Lectura!

Siete años después…

CHRISTOPHER

Aprieta las manos contra el cristal mientras estoy perdido entre sus piernas. Es el único momento en el día en que puedo tenerla así sin que ciertos diablos vengan a molestar.

Gime despacio para no elevar y que nos escuchen pero con Martha haciendo palomitas no subirán por nada del mundo.

Salgo de su interior para darle la vuelta y subir su cuerpo al mío para comenzar de nuevo. Aprieta mi cabello y gruñe por lo que estoy haciendo con ella. Lame mi cuello antes de sentir su orgasmo aproximarse, aprieta mis caderas con sus piernas y no puedo con eso. Muerdo uno de sus pezones y es lo que tiene para apretarme y empaparme.

Entro profundo y es cuando me corro en su interior. Nunca le demuestro cuando me falta nada para llegar, siempre quiero que se venga ella primero antes de hacerlo yo. Que aguantarme el orgasmo es una delicia porque intensifico todo para que se corra rápido y no ocupo hacer nada.

Jadea con su cuerpo pegado a la pared contraria a la que estaba dando el frente.

—¿Por qué me sigues tomando en la ducha?—su respiración sigue siendo un asco.

—No quiero que escuchen de lo que me privas.

—¡No te privo nada!

—¿No?

—No.

—Entonces grita mientras te estoy penetrando—me mira antes de bajarla y tomar su mentón para que me mire—. No sólo me marqués, grita mi nombre mientras tengo mi pene adentro de ti.

Gime por mis palabras y eso me da carta abierta para volverla a tomar. Estoy por hacerlo cuando escuchamos los gritos en la planta baja. Mierda.

Se da una enjuada rápida antes de cambiarse y salir por la puerta para poner orden. Me baño porque sé de sobra que ella puede poner en quietud a los cuatro. Escucho la puerta de la recámara y es cuando cierro el grifo para ver a quien se trajo en esta ocasión. Siempre es a Bastián al que hacen llorar o a Emma.

Salgo del baño para ver a Bastián llorando sobre las piernas de Elena, no hace falta ni preguntar cuál de mis hijos fue.

—¿Qué te hicieron?—me mira con sus ojitos llenos de lágrimas que salen de nuevo—. Bast.

—Maven me pegó con la resortera.

Elena me ve y niego porque sabe que esta me las paga. Es la segunda vez en la semana que le pega a uno de sus hermanos con esa cosa.

—¡Alexander!—grito de malas.

—Christopher…

—No, Elena—gruño de malas—. Tiene una semana con esa cosa y no se la compré para que le pegue a sus hermanos.

Emma entra en la habitación con un borreguito de peluche. Y su expresión me dice que Elena ya los regaño pero no me interesa que Alexander me debe unas cuantas.

Aura entra corriendo antes de subirse a la cama donde Elena hace un gesto por verla con las palomitas que se supone deberían ser para los cuatro.

—¡Alexander!—vuelvo a gritar.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora