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Creo que van a hacer igual de larguitos pero para que lo disfruten un poco y sepan que ya va empezando esto así que gracias por leerme en mis historias.

Feliz Lectura…

Llegamos a Cancún a eso de las ocho de la mañana y me duelen los ojos por falta de sueño. No sé en qué momento le acepte venir a Ana, pero creo que es mejor que pasar todo el maldito día en la boda de Diego con la zorra de Camila. Y además creo que venir es una oportunidad para estrenar mi cámara fotográfica, puedo tomar fotos chidas con  ella, aunque no estoy muy segura de si las voy a poder revelar.

O de si las voy a poder tomar con Ana siguiendo mis pasos para que me ponga a ligar como ella, y para mí esas cosas no me van, además de que llevó cómo siete u ocho meses soltera y no me afecta estarlo.

Y no me afectará hasta que me vuelva a enamorar de alguien que dudo que pase en fechas próximas.

Bajamos del avión y la emoción de Ana y la de Dalia es horrenda y me pone de mal humor, aunque tal debería agradecerle a mi hermana por sacarme de mi cueva que a esta loba ya le hacía falta salir a relajarse y disfrutar de una buena tarde.

Tal vez debería de agradecer que me invitará, no hemos tenido esa relación tan unida de hermanas en mucho tiempo y el que quiera invitarme debe ser porque quiere unirnos, así que haré lo que pueda para que no sienta que no soy cooperativa y para que no diga que su hermana menor no la quiere y no está dispuesta a disfrutar de sus veinticuatro años.

Subimos al taxi que nos llevará al hotel que Ana escogió para este viaje, la verdad no tengo ni la menor idea de cuál de todos es, pero lo que si estoy segura es que tiene una alberca y cerca la playa por la cantidad de dinero que Ana pagó por una habitación, aunque conociéndola debió escoger un hotel de cinco o cuatro estrellas con acceso a barra libre para ella y para Dalia.

Ana no pierde el tiempo para soltar sus encantos con el conductor del taxi, es un hombre joven, si acaso tendrá unos dos años más que Ana que sigue soltando sus encantos con el hombre que no se niega a los encantos de Ana. Mientras ella hace lo que sea que esté haciendo con él me concentró en las hermosas calles de la ciudad que son las que me encantan al igual que los colores alegres que hay en la zona.

Ana y Dalia le piden nombres de antros al joven que recibe el nombre de Óscar y le preguntan que sí nos puede llevar a conocer algunos, el pobre no sabe que está cayendo en los encantos de la hermosa rubia que sólo busca pasaje gratis.

Siempre le he dicho a Ana que es una perfecta perra con encantos de mantis religiosa, me gusta comprarla con animales porque se enoja y es divertido, pero en otras ocasiones no lo es, y eso es lo que no me gusta. Siempre prefiero guardarme mis comparaciones, aunque en peleas se lo grito y eso la molesta y me deja de hablar cómo por tres semanas.

Llegamos al hotel y somos abordadas por el botones que amablemente nos ayuda a subir el equipaje a las habitaciones a las que no tengo ni idea de como llegar así que me le pegó al botones en lo que mi hermana nos registra.

El joven me va diciendo que hay un bar en la planta baja que está abierto todo el día y que hay unas exposiciones de arte en un hotel que hay a unas cuantas calles y es a donde sin duda voy a ir en unas horas, si es que Ana me deja. Pues con eso de que quiere ir a un bar en la noche… es enfadosa y no entiende que su hermana menor es un maldito oso que quiere dormir y que disfruta el arte y la buena vida sin tener que estar en un antro ligando a cualquier idiota que se le antoja.

El botones me asigna una de las habitaciones y me sonríe antes de sonreír e invitarme una margarita en el bar cuando salga de trabajar. Da ternura pero sé que Ana me arrastrará a sabrá Dios que lugar así que le rechazo la invitación.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora