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Recordemos que es una nueva versión y habrá partes que Elena pudo defenderse en Christopher y en esta historia se dará a conocer esas situaciones. Si se van a gritar y a decir verdades porque somos idiotas masoquistas... Pero la actitud de Elena será otra, muy diferente así que tengamos una bonita lectura.

O no tanto.

Feliz Lectura…

Ya estoy cambiada con ese traje que compré pensando en Christopher, pero espero que le guste porque no hay forma de cambiarlo. Así que espero un rato a que salga de bañarse, lo escucho terminar y corro a la cama para sentarme en una posición que creo que puede llamar su atención.

La puerta del baño se abre y se queda quieto al verme con el babydoll puesto en mi piel. Es negro y me queda muy bien.

—Elena…

—¿No te gusta?—juego antes de caminar a él.

Tomó su mano antes de llevarlo a su cama, lo siento y me subo sobre él. Sus ojos observan toda mi silueta sobre él, ladeó la cabeza y sonrío de ver lo lindo que se ve tratando de no tomarme y de no recorrer mi cuerpo de nuevo.

—Estás muy callado—digo jugando—. ¿No te gusto mi regalo?

Asiente de manera mecánica.

—¿Si te gustó o es para ti ese asentamiento?

—Si me… me gusta.

Pobre niño.

Hasta el habla perdió.

Me bajo de él para pedirle que se acomodé recargado en la cabecera de la cama, no interesa en este momento si las almohadas caen al suelo o algo, solo que Christopher quiera arrancarme lo que llevo puesto.

Me vuelvo a subir sobre él dejando sus piernas en medio de las mías, comienzo a moverme sobre su erección que está un poco levantada. Aprieta las manos mientras me sigo moviendo.

—Elena…

—Creí que si te gusto mi regalo—me detengo, pero sus manos suben a mis caderas para moverme de nuevo.

—No te… Dios.

Sonrío por su tono.

Pongo mis manos en su cuello para tener un poco de soporte al estarme moviendo sobre la erección despierta que he estado activando al estarme moviendo en círculos sobre su amigo que ya se nota bastante.

—Hace mucho que no tengo sexo oral—gruñe cuando mis labios sueltan eso—. Me gusta sentir lo duro que estás.

—Elena…

—Cierra los ojos—lo hace.

Obediente.

Bajo la mano a su erección y acaricio despacio, su boca se abre para soltar jadeos de placer, al niño le gusta lo que hago con la erección que hay en su pantalón para dormir.

Quitó sus manos de mi cintura para llevar mi cuerpo un poco más abajo. Tomó su pantalón y bajo despacio el suave material con el que está hecho.

—Elena…

—No abras los ojos.

Asiente.

Bajo la cabeza antes de masturbar un poco con la mano. El gruñido de mi pareja me dice que es lo que le gusta. Masturbo un poco antes de ver la mano de Christopher andar a la mía y envolverla para iniciar a moverla más rápido.

—No ocupo ayuda, Leonardi.

—Acelera entonces.

Retira su mano y es cuando bajo mi cabeza para lamer su punta.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora