LEONARDI +18 ©®

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Me les voy a desaparecer por un rato porque también soy lectora y quiero leer algo antes de que el año se termine. Los dejo mis amores.

Feliz Lectura…

CHRISTOPHER

Hace una hora que decidimos hacer algo que hacía años que no hacíamos. Nos juntamos e hicimos una fogata en la parte que tienen mis padres al final de la alberca. Mis recuerdos de adolescencia vienen aquí, con mis amigos, bajo la luna y en casa de mis padres. Marina siempre estaba incluida aunque yo no quisiera, Alexander de vez en cuando venía a pasar la tarde con nosotros, pero las últimas veces que hacíamos eso era porque estaba Fiorella.

Aunque me lo niegue el muy idiota.

Le tomo a la cerveza que tengo en mi mano libre mientras escucho a Santino decir algo sobre la secretaria que tiene en Londres. Fue el único que decidió quedarse en la ciudad en la que nos graduamos, pero no le admiro nada que mientras él arregló la empresa que su abuelo le dio diciendo que no servía ti hice otra cosa con los hoteles que el abuelo ya quería vender.

Además de que abrí un par de empresas para venta de relojes y cosas de lujo que me dan un dinero extra.

—¿Por qué no la invitas a salir?—pregunta Bastián.

—No gracias—dice dejando el vaso de jugo de granada.

Su delirio.

—Lo que necesita es una buena cogida—niego a lo que Harry dice—. No es tanto trabajo llegar y decirle que quieres un rato de diversión sobre el escritorio.

—Todo es sexo contigo—se queja Fiorella—. También el trato lindo ayuda.

—Es un buen punto.

Bastián niega a lo que ese par sigue comentando acerca de las relaciones amorosas y sexuales, pero creo que con la esposa que tengo no necesito pensar en ninguna de las dos. Elena me da lo sexual que no me puedo quejar, y lo sentimental… no tengo ni idea de si hay sentimientos o no, y no quiero buscar algo que no deseo encontrar.

—J.J, ¿Qué equipo dices que va a dirigir tu compañía?—pregunta Santino.

—No lo va a dirigir… Dylan piensa que voy a dejar que meta mano en mis cosas—su hermanastro y él siguen teniendo los mismos problemas desde la facultad—. La compañía de mi padre es mía no de su odiosa madre.

Le tomo de nuevo a la cerveza antes de sentir a Elena moverse para acomodarse sobre mi cuerpo, suspira antes de seguir durmiendo sin cambiar de nuevo la posición. Hace puño una mano y la pone sobre mi pecho para quedarse ahí.

Adorable.

Sonrío antes de acomodar un mechón de cabello a la parte de atrás de su oreja, suspira antes de hacer ese sonido que dice que está cómoda donde está. La estoy sosteniendo con la mano que no tomo la cerveza porque no quiero que se caiga.

—Hace mucho que no te veíamos enamorado—no había notado que todo quedó en silencio.

—No lo estoy.

—Lo estás, Christopher.

—Sólo la acomodé—miro a mis amigos que niegan a lo que hice.

—No es eso solamente—con Bastián no puedo—. Hace mucho que no sonreías por alguna razón.

—Y tampoco te habíamos visto respetar la preferencia por el café—ladeó los labios.

Admito que si dejo que Elena me diga que no le gusta el café cuando eso no debería pasar, el café es sagrado y es una fuente de vida y que ayuda a relajar la mente. El café es lo mejor que pudo haber descubierto el hombre antíguo.