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Mil gracias por la espera y su paciencia, estoy muriendo de sueño pero quería terminar les el capítulo…

Feliz Lectura…


Me estiró un poco sintiendo el brazo de Christopher en mi cintura sujetándome fuerte contra él. Anoche cenamos y regresamos a la recámara para ver una película de mi preferencia e hizo caras porque le puse los Vengadores. Pero en mi defensa dejaré que para la siguiente vez él la escoja.

Mis ganas de ir al baño al despertar hacen que me mueva en los brazos de Christopher que aprieta más su agarre. Ladeó los labios y sigo moviéndome.

—Elena deja de moverte—se queja.

—Quiero hacer pipí—me quejo y me deja ir.

Corro al baño para hacer mis necesidades básicas. Me siento en la taza y hago del baño, al limpiarme noto algo que como mujer me llega cada mes.

Mierda.

Tengo una sola opción. No puedo levantarme e ir por mis toallas, y no puedo porque ya me manche un poco.

—¡Christopher!—le habló.

Mejor dicho le grito.

—¡Leonardi!—vuelvo a gritar y es cuando escucho el sonido de sus pasos al caminar a la puerta—. ¿Me puedes traer un pañal de mi maleta y un calzón?

—¿Pañal?—es que me da vergüenza decir lo que es.

—Bueno, es un paquete que dice Always… es negro con rosa.

No veo que asiente pero hace un sonido afirmativo a lo que le pedí, se aleja a buscar ese paquete que hay en mi maleta. También unos calzones limpios que mi cuerpo ya mancho estos y… ¿No lo habré manchado?

Cuando regresa escucho su suspirar, no me dice nada y me pasa las cosas con cuidado, sonrío. Pongo mi pantaleta en su lugar al igual que mi pañal para mujer adulta e independiente, sólo espero que no me den cólicos. O le tocará a Leonardi cuidarme, y le tocará a él porque Martha está disfrutando sus vacaciones en alguna playa o se de haber ido de viaje para no quedarse en una.

Le bajo a la taza y camino al lavabo para lavar mi calzón, abre la puerta para parase junto al marco y tener vista de mí o de mi trasero.

—¿No podías decirme que necesitabas toallas de esas?

—Christopher, con respecto a mis problemas femeninos soy muy sencible.

Exprimo la tela que estaba lavando. Me giro a Christopher para darle una sonrisa tímida antes de llevar mi calzón a la secadora que tiene en la planta baja.

—Ve a seguir durmiendo—le digo antes de llevar mi calzón a dónde debe.

—Te espero.

Se acuesta en la cama y asiento. Abro la puerta y camino por la casa que se siente sola, creo que le falta algo, pero no comprendo qué, tal vez… no. Christopher no se ve que sea de tener perros en la casa, ni tampoco gatos.

Llegó a la secadora y la habría para meter mi ropa interior.

Lo bueno de ella es que es chiquita para este tipo de prendas que tiene una más grande donde se le ponen varias prendas grandes.

Cuando está listo regreso a la planta de arriba para guardarlo y ver a Christopher despierto con sus manos debajo de su cabeza, creando un buen lugar para acostarme. Llevo mis pasos a la cama y no dudo en acostarme ahí, es calientito y bastante cómodo.

—Elena.

—Estira tu brazo—suspira de malas antes de hacerlo.

Y su antebrazo se vuelve mi almohada mientras su brazo completo me sostiene contra él, su mano está en mi vientre acariciando despacio y siendo cuidadoso para no lastimarme al apretar más de lo debido.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora