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La canción siento que le queda a Elena aunque no sea rubia jajaa, pero es parte de lo que buscaba hacer de ella y lo último me encantó de escribir.

Ya tendremos más de nuestro grupo de amigos, así que el siguiente estará en la mente de Leonardi para que no sufran.

Y disfruten de la amistad y de una verdadera hija de perra que es mi bebé Elenita.

Feliz Lectura…


Mis pechos se pegan firmemente contra el cristal mientras Christopher entra y sale de mi cuerpo con un poco de rudeza, no perdió el tiempo en tomarme. Le dije que me daría una ducha para después irme a dormir y cuando menos me di cuenta ya lo tenía desnudo junto conmigo en la regadera.

Toma un puñado de mi cabello y lo jala para poner mi cabeza en su cuerpo, lame mi cuello mientras hago puños mis manos.

—Christopher…

—No sabes lo rico que te contraes, Amore—muerde mi cuello y no evitó el grito que doy.

Me dolió.

Estoy caliente y necesitada, pero no es para que muerda. Entra rudo de nuevo y juro que es lo que me pone más deseosa, aprieto las manos sintiendo su cuerpo a mi espalda.

—Me encanta la forma en la que me envuelves.

Gimo alto antes de sentir una de sus penetraciones entrar profundamente en mí, y cuando menos lo pienso terminamos con el nombre del otro en la boca. Sale de mi cuerpo y trata de reponerse del orgasmo que tuvimos, por mi parte no sé cómo quedarme de pie.

—Perfecta como siempre.

—Sí no lo dijeras porque te gusta cogerme.

Ríe antes de negar y tomar la esponja para tallar mi cuerpo con ella, estoy sencible de algunas partes y eso lo nota, pero no le toma importancia mientras enjabona mi cuerpo, despacio lo hace hasta que por fin termina de limpiarme.

Salgo de la ducha para ponerme una toalla con la que me seco el cuerpo y luego la pongo en mi cabello, tomó mi ropa interior y me la pongo para después ponerme mi pijama de gatitos que le da risa a Christopher de verme con ella, pero no me importa que quiero dormir.

Salgo del baño y me acuesto en la cama para acomodar la almohada y después cerrar mis ojos en intentar dormir.

—Dulces sueños, Elena—siento sus labios en mi mejilla.

Y a dormir.

///

Me cambio con algo de ropa que considero decente antes de bajar porque puede que mis suegros ya hayan llegado, tenemos un par de días aquí y es muy probable de que ya lo hayan hecho.

Al bajar no veo a nadie, lo que me hace ladear los labios, pero después veo a una niña de unos cinco años que camina por un pasillo y no dudo en seguirla, la niña no me ha escuchado pero no hago ruido para no asustarla, cuando menos lo pienso llegamos a la parte trasera de la mansión y estamos en una terraza con una alberca a unos cuantos pasos.

—Hola Elena—saluda Marina con un traje de baño—. Bienvenida.

Le doy una sonrisa.

—Gracias.

Toma mi mano y me jala a dónde están las personas que no había visto antes y a la niña que seguí.

—Mamá, papá, ella es Elena—mierda. Si son mis suegros.

Christopher se parece mucho a su padre, menos en el cabello. Ni a su mamá se parece en eso.

—Un placer Elena—la mujer es dulce.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora