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Aquí tenemos la tan esperada actualización. No me voy a perder jajaja

Feliz Lectura…

Ayer en la noche llegamos a Rusia y a pesar de que estamos algo cansados por el viaje decidimos bajar a desayunar para dormir un buen número de horas. No hemos dicho nada del embarazo que tengo y tampoco queremos dejar claro que estoy esperando un bebé hasta que sea oportuno decirlo.

La señora Greta está al pendiente de mis movimientos y de los se Christopher, que no muestra expresión alguna por estar aquí.

—¿Y qué tal la vida de casado?—la pregunta de Alexander distrae a Christopher.

Gracias.

—De la mejor manera.

Nos sirven de desayunar algo de fruta fresca si es que se le puede llamar así y una porción de huevo con jamón. Christopher ve el desayuno y aleja el plato. Come mucho más de lo que nos sirvieron.

—Helga.

—Señor.

—¿Puedes preparar para mí otra cosa?

La señora asiente. Tendrá la edad de Martha, sólo que ella es rubia y de ojos azules haciendo contraste con mi nana favorita.

—Bien. Prepárame por favor cuatro huevos revueltos… unas diez tiras de tocino… tres… no, cuatro rebanadas de jamón, un pan tostado con mermelada de Zarzamora y otro de fresa… y… dos salchichas fritas.

La cara de los presentes me da risa. Parece que nunca lo habían visto comer… si es mucho y todo se va a terminar. Al menos no pidió cinco hot-cakes como se los pide a Martha. La mujer manda a Ramón por harina cada semana y todo se lo come el tragón de Christopher que no se resiste a ningún antojo.

Hace una semana vómito lo que se comió y a la hora ya tenía hambre y ganas de una Maruchan cuando él no come esa sopa.

Le traen la comida en tres platos diferentes y sonríe por la cantidad de alimentos que va a ingerir. El café se lo sirven y no piensa dos veces antes de beberle y partir un trozo de salchicha.

—¿De cuándo a la fecha comes todo eso?

—Se me antojó.

Comienza a devorar la comida, empieza por los huevos para seguir con el tocino y el jamón. Parte un pedazo de cada cosa antes de llevarse un trozo a la boca. Sigo comiendo mientras los demás ven a Christopher arrasar con su comida.

Alexander mira su plato y luego a su hermano menor que parece contento de lo que está masticando. Ya me acostumbré a verlo amar la comida mientras el bebé que llevó hace de las suyas en su papá.

—¿Seguro qué no estás tomando nada?—Christopher niega mientras se limpia lo que escurrió de la zarzamora.

—No.

—Comes mucho.

—¿Mucho?—Marina está sorprendida de ello—. Se comió tres platos.

—No es…

Me levanto para dejar que apoye su cabeza en mi cuerpo, dura unos segundos antes de soltar el aire de sus pulmones.

—¿Mejor?

—Sí.

—Glotón.

—Intruso dos tiene la culpa.

Niego antes de darle un beso en la mejilla e irme a sentar. El desayuno me da asco y lo hago para un lado, eso es en lo que el bebé me ha afectado. En darme asco las comidas mientras que a su padre lo volvió una máquina devoradora de lo que se le antoje.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora