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Veo sus comentarios y alguien dijo que estaba descuidando la amistad de Elena y Bastián y tenía razón así que aquí les va los empujoncitos que les estoy dando sus terapias, que tengan bonito día.

Feliz Lectura…


Bastián está muy callado mientras intenta mover una ficha para que lo lleve a la victoria, pero no puede. Pobre niño. Cayó bien en mi juego y mueva la que mueva ya gané.

Mueve el caballo y es una buena estrategia, pero no tanto.

—Mueve bien tus fichas.

Muevo la mía y ganó.

Le sonrío antes de tomar los veinte dólares que apostó. Christopher tuvo una salida a quien sabe dónde y tardará en regresar, pero no me afijo porque me dejó con Bastián que es el único que vive en Italia, hace dos meses que estamos viviendo en Italia y casi diario vengo a jugar ajedrez con Montecarlo, Christopher lo llama niñera y los he escuchado discutir por algo, pero como lo dicen en italiano sólo entiendo como seis palabras y de ahí nada.

Aunque he visto a Christopher algo nervioso en estos días, pero no es algo que sea de preocuparse o eso espero porque el hombre necesita una buena noche de sexo. Aunque no hemos tenido una desde hace como dos semanas y eso ya es mucho para mí.

—¿Cuándo te dijo que regresa mi papá?—se ríe por lo que pregunté.

—Mañana… pero no me dijo que no podías cenar—quiero pizza.

Tengo tres putos meses en Italia y no he probado la pizza de aquí.

—¿Podemos cenar pizza?

—¿Pizza?

—Por favor…

Le hago ojitos y niega. Ladeó los labios antes de escuchar que mi celular avisa de un mensaje.

Christopher.

Le llamó esperando tres timbres hasta que aparece que ya me respondió.

—¿Puedo comer pizza, papá?—la risa de Christopher estalla del otro lado de la línea.

Bastián está escuchando a Christopher por la pregunta que le hice. Pero es que yo quiero pizza pero mi niñera no quiere y tal vez papá me dé permiso.

—Amore…

—Mi niñera no me quiere comprar pizza—me quejo—. Yo quiero, pizza.

—Bastián…

—No debe comer tanta grasa.

Miro mal a Bastián por no dejarme comer lo que yo quiero, que Christopher no dice nada por lo que como y no es para que Montecarlo me lo diga.

—Te sale peor si no le das la pizza.

—Christopher…

—Hazlo.

Y cuelga.

Le saco la lengua a Bastián divertida de la situación. Para que se le quite lo idiota. ¡Yo quiero pizza!

Bufa antes de decirme que vaya a cambiarme, debo darle gracias a mi esposo por consentirme con pizza. Aunque sigo notandolo raro conmigo, y eso enciende mis alarmas mentales porque parece que no me quiere decir algo. Y algo importante.

Bastián me lanza miradas furtivas de vez en cuando y eso es algo que si noto, pero estoy distraída pensando en que puede ser eso que Leonardi me oculta…  pueden ser muchas cosas. Me da miedo pensar que tal vez sabe algo del divorcio y no me ha dicho, tal vez ya está en México y… pero ya habríamos regresado de estar allá.

LEONARDI +18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora