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SOUL

En medio de la noche, solo se oían los pasos desorganizados de los reclutas, que resonaban en el silencio nocturno, y el suave susurro de las hojas al ser acariciadas por la brisa. Una atmósfera tensa y enigmática envolvía el aire mientras avanzaban a través de la oscuridad. Fiorella, perdida en sus pensamientos, no se había percatado de que Levi había atado las cuerdas de Magnus a su caballo, lo que causó su confusión al notar la extraña sensación de ser arrastrada ligeramente hacia un lado.

La luna apenas se asomaba entre las nubes, proyectando su débil luz sobre el paisaje. Fiorella frunció el ceño, tratando de enfocar su mirada en el camino que tenían por delante, pero todo parecía fundirse en una amalgama de sombras y siluetas. La fatiga comenzaba a hacer mella en su cuerpo y mente, y el cansancio se reflejaba en su forma de montar.

Fue entonces cuando Levi, con su habitual presencia sigilosa, se acercó a su lado. Su figura se recortaba en la penumbra, y su voz apenas audible llegó hasta los oídos de Fiorella.

—Te estabas desviando del camino —susurró Levi, su tono cargado de preocupación—. ¿Dormiste mal?

Fiorella asintió levemente, sintiendo cómo la pesadez se apoderaba de sus párpados.

—Horriblemente mal —confesó en un susurro, permitiendo que la fatiga se filtrara en su voz.

—Yo no me quejo cuando estuviste roncando casi toda la noche —soltó Levi. Fiorella comenzó a toser descontroladamente para evitar que alguien lo hubiera escuchado.

—¡No digas eso en voz alta! —protestó en un susurro, temiendo que alguien más pudiera haberlo escuchado.

Levi chasqueó la lengua, comprendiendo su error y la importancia de mantener el silencio en su posición. Fiorella notó cómo sus gestos se volvieron más cautelosos, consciente de que ahora ella ostentaba un rango superior al suyo. Ninguno de los dos quería llamar la atención del consejo ni arriesgarse a rumores o represalias.

Además, la tensión no solo se debía a su situación actual, sino también al hecho de que no habían vuelto a hablar sobre el beso que compartieron. Habían optado por actuar como si nunca hubiera sucedido, como si fuera una ilusión fugaz en medio de la incertidumbre.

A medida que continuaban cabalgando en la noche oscura, los sonidos del bosque parecían acentuarse. El crujir de las ramas, el susurro del viento y el ocasional ulular de una lechuza creaban una sinfonía natural que envolvía sus sentidos. Fiorella apretó las riendas de su caballo, tratando de mantenerse enfocada en la tarea que les aguardaba.

—¡Ya se ve el pie! —la voz de un soldado resonó desde el frente, rompiendo el silencio nocturno. Fiorella se sobresaltó ante el llamado repentino, sintiendo cómo la adrenalina se infiltraba en sus venas. Estaba más nerviosa de lo que pensaba, pero no podía permitirse mostrarlo.

—Si te ibas a poner a temblar como una gallina a la que le van a quebrar el cuello, te hubieras quedado en el castillo —dijo Levi con su característico tono áspero, provocando un escalofrío en Fiorella.

—Levi, eso es cruel —respondió ella, buscando un poco de compasión en su mirada.

El pelinegro bufó y se apartó de ella, justo cuando Erwin llamó a reunir a los escuadrones en formación. Fiorella se giró y vio cómo su propio escuadrón se colocaba detrás de ella, listos para seguir las órdenes de Erwin.

—¡Vigilen por si hay titanes escondidos! —exclamó Erwin con firmeza—. ¡Comienza la operación! ¡Pasen al equipo de maniobras!

Fiorella se cubrió el cabello con la capucha de su capa, consciente de la importancia de mantener oculta la posición de Eren para evitar cualquier contratiempo. Activó su equipo de maniobras al mismo tiempo que Levi, intercambiando una breve mirada con él. Sin embargo, ninguno de los dos pronunció palabra alguna.

SOUL| Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora