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Louis miró la manta frente a él con expresión de aburrimiento: un enorme cartel colgante que atravesaba el pasillo principal de Greyhound de lado a lado y apenas lo suficientemente alto para que cualquiera que pasara por debajo no lo tocara con su cabeza.

"BAILE DE LAS MÁSCARAS" 

Era lo que presumía en elegante caligrafía cursiva y de color negro, rodeada por ilustraciones hechas a mano de antifaces y máscaras de diferentes tonalidades que acompañaban listones cruzados en forma de moño.

— ¡Louis!

Aquel miró en dirección al corredor por donde provino la femenina voz. 

Brooke, que cerraba la puerta del salón por el que recién había salido, mantenía la mirada fija en él y sonreía con amabilidad. Louis no pudo hacer más que devolverle el gesto sin muchos ánimos; el cansancio de la noche anterior se extendía por todo su cuerpo y su cerebro apenas respondía.  Aún así, al aproximarse la joven hacia él, el adolescente derrochó su poca energía en dedicarle su más descarada apreciación. 

Brooke representaba con naturalidad el ideal estándar de la belleza femenina. Deseada como envidiada en toda la institución; poseía un cuerpo trabajado,  resultado de estar en el equipo de animadoras y del cual se enorgullecía de ser la capitana. Sus ojos eran zafiros, sus blondos cabellos brillaban a la luz, el uniforme se le ceñía al cuerpo y dejaba a cualquier chico embelesado con su simple caminar. 

Louis no era la excepción.

— ¿Acabas de llegar? —preguntó ella con mirada risueña.

—Sí, hermosura —respondió Louis con simpleza.

—Así que ya viste lo del baile —continuó Brooke, llevando su atención al cartel que segundos antes Louis apreciaba—. Apareció esta mañana, qué estúpida temática ¿no? Nadie podrá verme bien con algo cubriendo mi cara.

Louis sonrió.

— ¿Eso quiere decir que no irás?

—Claro que iré —respondió ella—. Es una tontería, pero soy demasiado bonita como para no ir.

—Es cierto.

Tras darle la razón Louis suspiró. Era tarde, había perdido tres clases y el almuerzo, y a pesar de que estaba seguro de que Zayn le reclamaría por dejarlo solo, Louis no quería entrar al resto de sus asignaturas, al menos hasta que llegara el turno de la clase de Harry, con quien no tenía opción.

— ¿Los chicos están en clase? —preguntó Louis.

—Por supuesto que no —respondió Brooke con obviedad—, y Lía tampoco, de hecho, salí a buscarla.

—Bueno, debe estar con Bran, y Bran con los chicos.

Lía tenía un extraño apego por Bran, que lamentablemente no era correspondido.

— ¿Y dónde pueden estar? —ella inquirió.

— ¿El baño de hombres? —sugirió él.

Brooke curveó sus rojos labios en una mueca de asco y echó la cabeza hacia atrás, con molestia.

—Yo tengo mis límites, ese lugar apesta.

—El humo del cigarro lo esconde —dijo Louis con diversión, ganándose una mirada disgustada.

—Olvídalo, si la ves dile que la estoy buscando y es urgente —pidió Brooke, y sonrió—. Nos vemos guapo, tengo que hacer algunas cosas ahora.

—Sí, claro.

Después de despedirse, Louis se encaminó al baño de hombres en busca de su grupo de amigos. Aquel lugar era de hecho el más adecuado para esconderse al perder clases, puesto que los docentes y directivos tenían el suyo propio al que los alumnos no tenían acceso, por eso mismo, difícilmente se cruzaban. Al llegar, Louis abrió la puerta, reparando inmediatamente en algunos de los chicos que bien conocía y llamando la atención de estos mismos.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora