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Con la unión de sus labios Louis sintió alivio, se disipó la preocupación de su pecho, el ruido de su mente y la tormentosa nube gris sobre su semblante... durante casi tres mágicos segundos.

En cuanto Harry logró salir de su estupefacción, empujó a Louis con la fuerza suficiente para apartarlo lejos de su cuerpo y zafarse así del agarre en su muñeca. Ambos retrocedieron dos pasos, el menor a causa del impulso, el adulto de la inquietud. Probablemente una de las reacciones más desafortunadas tras un beso. Entonces se miraron, perplejos ante el otro.

Por último, Louis cayó en cuenta de su insensata acción y el peso del mundo se le fue encima. Todo sentimiento aterrador y amenazante formó una sucia maraña en su estómago. De pronto sólo quiso salir corriendo.

—Tú... —comenzó a decir Harry, llevándose los dedos índice y anular a los labios de manera temblorosa, apenas creyendo la situación—. Tú me besaste...

Escucharlo en voz alta sólo hizo que Louis se sintiera peor.

—N-no —dijo él, siendo presa del pánico mientras negaba frenéticamente con la cabeza. Casi como si negarlo pudiera cambiar el pasado.

—Sí, sí lo hiciste —afirmó Harry en una mezcla de entre certeza y angustia, y entonces sucedió la revelación. Todo cobró sentido para él: el apego que Louis le demostraba, aquella confusa disculpa cargada de intensas emociones, el arrebato de enojo contra Ethan en la fiesta de cumpleaños de Cassie. Se armaron las piezas del rompecabezas—. Oh, L-Louis...

Sin lograr resistir sus impulsos, el adolescente trató de huir. Comenzó a caminar en reversa en dirección contraria a la intranquila mirada de Harry, y luego se precipitó a dar media vuelta para salir corriendo, mas la mesa se interpuso en su camino y terminó por provocar un aparatoso choque. La laptop cayó al piso de manera espeluznante y él tropezó entre los objetos con horror. Louis podía escuchar su corazón martillar.

Harry reaccionó de inmediato.

—E-espera, ¡Louis, espera! —pidió él, persiguiendo a su alumno.

Al instante Louis trastabilló hacia atrás, negando con la cabeza y juntando sus manos para ocultar el temblor que sufría cada centímetro de su cuerpo.

—L-lo siento —susurró él. Sus ojos azules miraban los verdes con terror.

—Está bien, no pasa nada, ¿sí?, todo está bien —aseguró Harry. No sabía si Louis se refería a la laptop, al beso, o a todo en general, pero no importó—. Hay... hay que hablarlo ¿de acuerdo?

Louis no sabía qué hacer o decir, sin embargo, cedió de manera insegura y se detuvo. Y cuando Harry trató de tomarlo del brazo con calma, él dio un gran paso hacia atrás, evitándolo.

—No soy gay —declaró con brusquedad.

Aquel inesperado y frío comentario sorprendió a Harry.

—Te creo —le dijo, bajando el brazo—. Pero hay que hablar.

Asustado, Louis estuvo a punto de desquitarse con Harry, usar su miedo como justificación para decirle cualquier cosa horrible y así hacerse sentir que aún tenía un poco de control sobre la situación, pero aquellos luceros verdes le recordaron que la última vez que hizo algo así se inundaron de lágrimas, así que retuvo sus palabras y se obligó a respirar. Su cabeza daba vueltas, su pecho dolía.

—Harry, yo... juro que no quiero hablarte ahora. N-no puedo —se corrigió—. A nadie, no quiero, yo... —tomó una bocanada de aire—, yo sólo quiero irme.

Durante algunos segundos Harry, vacilante, permaneció en silencio con ojos helados sobre el único varón de sus alumnos, pero luego suspiró con debilidad y bajó la vista, en resignación.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora