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—Nos está jodiendo, ¿verdad? ¡¿cómo que no puede hacer nada?!

Louis había pasado toda la jornada escolar evitando a sus problemáticos amigos y aguardando a que la directora se encontrara en la escuela. Entró a todas sus clases, no se apareció en la cafetería a la hora del almuerzo ni vagó por los pasillos del instituto, tampoco se acercó a su casillero, y, sólo por si acaso, se aseguró de que todo aquel que se le cruzara se diera cuenta de su expresión molesta y mal humor para que no le hablaran o preguntaran algo, lo cual funcionó, todos atribuyeron su actitud al estrés o los nervios del primer día de entrenamiento y lo dejaron en paz. La realidad era que Louis quería resolver con urgencia el problema de las incorrectas inscripciones, y quería hacerlo sin que nadie se enterara de ello para evitar rumores.

Pero por fin en la oficina color crema de la directora Marie Monroe, una mujer de rubios cabellos que no pasaba de los cuarenta años, el asunto estaba complicándose.

—¡Louis! —reprendió la mujer en un tono severo con el que Louis ya estaba familiarizado, no era la primera vez que se veían, ella tenía la mano que redactaba sus reportes—. ¿Qué es esa forma de hablar?, es una gran falta de respeto.

—¡Ugh!, lo sé, lo siento —se disculpó Louis mientras se pasaba una mano por el cabello con frustración—. Pero no puede decirnos eso. Es un error que ustedes cometieron, no es nuestra culpa, no sería justo —reprochó.

—Lo sé, y lo lamento mucho —expresó Marie con sinceridad—. Realmente me parece muy extraño, nunca había sucedido algo así.

—Marie —rogó Louis, colocando ambas manos sobre el escritorio para después inclinarse hacia la mujer del otro lado, que lo miraba desde su asiento—. Por favor, esto va a afectarme demasiado, y no sólo a mí, también a Zayn —señaló a su amigo detrás de él, quien había permanecido callado todo aquel tiempo, sólo mirando sus zapatos—. Ninguno necesita esto.

La directora suspiró, y luego hubo un largo silencio donde mostró estar pensando en alguna alternativa. Louis era un chico conflictivo, mal estudiante, había tenido algunas peleas en la escuela e irritaba a los docentes, lo cual ella no aprobaba, pero contradictoriamente y gracias a su vocación, Marie tenía afecto por él, le parecía un joven con potencial, de personalidad encantadora y espíritu entusiasta. Louis era una chispa imposible de ignorar.

La mujer recargó los codos en el escritorio y unió sus manos en un puño, reposando después su barbilla sobre este.

—Escuchen, yo no tengo acceso al sistema- —comenzaba a decir ella cuando Louis la interrumpió.

—Pero-

—Déjame terminar, Louis —amonestó—. Yo no tengo acceso y administración tiene estrictamente prohibido entrar una vez que se ha dado por concluido todo trámite, por reglamento de la institución; una carta petición tomaría mucho tiempo y mis superiores no la tomarían en serio, pero —señaló y levantó su dedo índice, apresurándose a detener a Louis antes de que pudiera interrumpirla de nuevo—, los maestros sí pueden acceder, para llevar el control de asistencia y cosas así ¿comprenden?, la única posible solución que encuentro es que hablen con la persona encargada de la clase a la que fueron inscritos, le expliquen el problema y entonces ellos decidirán si quieren ayudarlos porque sinceramente, es un proceso tedioso, las modificaciones y bajas son problemáticas.

—¿En serio? —Zayn preguntó esperanzado ante la posibilidad de corregir el error, e ignorando la advertencia.

Louis sonrió y miró a su amigo, compartiendo su ilusión.

—En serio, Zayn —respondió la mujer dulcemente hacia él—. Pero les recomiendo que se apresuren antes de que comiencen las actividades, aún tienen cuarenta minutos.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora