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"¡Greyhound Dogs!" "¡Greyhound Dogs!" "¡Greyhound Dogs!" "Greyhound Dogs!" "¡Greyhound Dogs!"

Entre risas, adrenalina, golpes a los casilleros metálicos, desodorante y testosterona suficiente para que cualquier mujer saliera corriendo; voces masculinas vociferaban el nombre del equipo de futbol estudiantil al unísono. Todo gracias al primer partido de la temporada.

"¡Greyhound Dogs!" "¡Greyhound-

—¡Auuuuuuu!

—¡Bran, no somos lobos, idiota!

Louis no sabía cómo serían los momentos antes de una presentación de ballet, pero no creía que se parecieran al ambiente que en ese instante se desenvolvía dentro de los vestidores del campo de Greyhound; el aire guardaba un aroma a vendas usadas, gel antiinflamatorio y espinilleras sucias, los gritos hacían eco en el pasillo y alguien insultaba a otra persona por accidentalmente haberlo golpeado con un balón.

Zayn había vomitado una hora atrás, pero en los baños, por fortuna. Nadie entraba ahí desde entonces.

—Bien, ya sal —dijo Louis hacia la puerta cerrada del cuarto de intendencia frente a él.

Hubo un corto momento de espera, luego la puerta se abrió con lentitud y finalmente Zayn apareció luciendo el uniforme del equipo con timidez. Camisa -con su escudo- y short a color negro y rayas verticales azules, espinilleras, medias negras a juego y tachones verde fosforescente que llamarían la atención a kilómetros de distancia. Irónico para alguien que buscaba pasar desapercibido por la vida.

—Dice... Malik —Zayn susurró ante la atenta mirada de Louis, que lo admiraba—. La camisa —explicó—, y... tiene el número veintidós.

—Es un buen número —animó él.

Zayn le dio un leve asentimiento y bajó la mirada con desgana, a lo que Louis le apretó el hombro fraternalmente, en apoyo.

A Louis le costó años acostumbrarse a la ansiedad de Zayn; sin embargo, fue gracias al lío del ballet en el que se involucró, el secreto que implicaba, su orientación sexual y, en general, todo lo relacionado con Harry, que por fin empatizó con él. Entendió que sentir ansiedad como él lo había hecho, pero todo el día, todos los días de la vida, era una tortura terrible e inevitable para su amigo.

—¡Hey, Louis! —la voz del entrenador Horan clamó por encima del bullicio, captando así la atención de ambos jóvenes. El hombre sostenía en mano una tabla llena de papeles y se había apoderado del balón—. Sabes que te adoro, pero tienes que salir de aquí, ya.

—¡Sí, ya voy! —exclamó Louis en respuesta antes de dirigirse a Zayn una vez más—. Recuerda, el entrenador no va a meterte al juego, ¿bien?, él mismo me dijo que no sería necesario. Estarás en la banca y nada va a pasarte —repitió como llevaba haciendo todo el día.

Nadie creía que Zayn estuviera preparado para salir y jugar un partido de futbol ante toda la comunidad estudiantil, ni siquiera él. Las habilidades las tenía, la actitud era otro asunto, y la decisión de no permitir que participara era un alivio para más de una persona.

Zayn asintió.

—¡Tomlinson! —volvió a llamar el entrenador.

—Ya me voy, ya me voy —aceptó Louis en rendición y se encaminó hacia la salida, compartiendo en el camino "choques de cinco" con cualquiera que se le cruzase y proporcionando empujes amistosos a sus amigos—. A ganar Coldwell —expresó hacia Sylvester, quien lucía una sonrisa arrogante en su rostro.

—Yo siempre gano, Tomlinson.

—No lo arruines, Payne —soltó él hacia Liam.

—Vete a la mierda.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora