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La divertida pieza "The Entertainer" de Scott Joplin se había estado repitiendo en la mente de Louis durante toda la mañana. No era de extrañarse, el día anterior Harry le mencionó al chico lo emocionado que se encontraba ante la idea de verlo bailar por primera vez frente a un público; y así, desde entonces, presa de los nervios que revoloteaban dentro de su ser, él no se podía sacar la rutina de la cabeza.

Ensimismado y con la empalagosa melodía emanando de sus labios en un tarareo suave, el bailarín terminó de meter sus libros en su casillero, luego deslizó el cierre de su mochila para cerrarla y finalmente cerró la taquilla con un seco golpe metálico. Repentinamente, el rostro de Zayn apareció en su vista periférica; Louis dio un respingo con ojos alarmados y justo después, un resoplido de indignación.

—¡Carajo, Zayn! ¡me asustaste! —reclamó él—. ¿Qué hacías escondido ahí?

Zayn no le respondió, ya hacía un tiempo que había reparado en el estado vigilante de Louis, su sensibilidad y su actitud a la defensiva. Así, sólo se mantuvo en silencio, observando a su amigo con una expresión recelosa, el entrecejo fruncido y una mueca que se acercaba bastante a transformarse en un puchero.

A Louis le tomó menos de un segundo recorrerlo con la mirada.

—¿Qué te pasa?

Zayn frunció aún más el entrecejo y entonces negó con incredulidad.

—¿Dónde estuviste? —le inquirió. Su voz salió clara, no apenada y baja como la mayoría de las veces.

La expresión de Louis se alteró en una inquietante de manera casi imperceptible y fugaz, más no fue capaz de responderle. Hasta ese momento, casi se había olvidado de que desapareció un fin de semana completo, ¿y cómo culparlo? Su mente aún seguía embriagada de la esencia de Harry Styles. Los besos públicos, los mimos constantes, la intimidad en el hotel e incluso la lámpara de noche que rompieron en su calentura formaban parte de lo que él calificó como los mejores días de su vida. Un auténtico sueño adolescente.

El chico había dejado las llamadas perdidas a esperar, y a pesar de que todo terminó con más rapidez de la que le hubiera gustado, se encontraba feliz; porque, oficialmente y según lo acordado, Louis Tomlinson -bailarín de ballet, fan de Tchaikovsky y bisexual carismático- tenía de novio al glamouroso entrenador de ballet Harry Styles.

Claramente en secreto.

—Louis, ¿dónde estabas? —insistió en saber Zayn en un reconocible tono desesperado—. ¿Dónde estuviste el viernes?

—A-ahm-

—¿O el sábado?

—Yo-

—¡¿O el domingo?! —le reclamó en una exclamación tan elevada que Louis se sorprendió. Incluso algunos de los estudiantes que transitaban les dedicaron un momento de curiosa atención—. Me preocupé mucho —siguió diciendo él—, te llamé cientos de veces, fui a buscarte a tu casa... ¡Desapareciste! ¡Y yo no sabía qué hacer! T-tú sabes que pienso lo peor de las situaciones. Estuve a punto de llamar a la policía, pero Luke dijo que te diera tiempo, y mamá preguntaba por ti... anoche me dio un ataque de ansiedad, y sí, yo traté de convencerme de que no tenía que preocuparme, pero ¡maldición, Louis!

—Bien, amigo, cálmate —pidió él a la vez que tomaba al chico por los hombros—. Lo siento ¿sí? Tuve un problema con mis padres —mintió y lo soltó—. No quería hablar con nadie y... en serio lo siento, debí mandarte un mensaje.

La última parte, de hecho, era cierta. Si Louis hubiera sabido que Zayn iba a sufrir uno de aquellos terribles ataques llenos de pánico y desesperación, le habría dejado un mensaje en el que excusara su ausencia con alguna pobre mentira; él mismo había presenciado tan feos estados y estaba consciente de que no eran fáciles de sobrellevar.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora