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Inmediatamente después de que Eleanor se alejara de su grupo con intención de localizar a Louis con una llamada, -esperaba que su viejo teléfono de respaldo no se ralentizara hasta hacerle perder los estribos- sus planes se vieron obstruidos por unas misteriosas manos que le cubrieron los ojos.

—Oh, Louis, creí que... —comenzaba a decir ella de manera irreflexiva en medio de un suspiro de alivio, pero tan pronto como pudo quitarse aquellas manos de encima y girar para encarar al que creía el amor de su adolescencia, cortó sus palabras.

No era él.

—Vaya... lamento decepcionarte.

—Lía —Eleanor pronunció con automática preocupación.

Pese a que la noche anterior la joven Lía Johnson había bebido irresponsablemente hasta perder el conocimiento, lucía flamante esa tarde. Vestía unos casuales vaqueros ajustados, tacones, y, donde Eleanor habría esperado ver la habitual camiseta del equipo de futbol, una rojiza blusa escotada.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —la bailarina no pudo evitar decir con aspereza.

—Aha, verte —le respondió la otra con divertida obviedad y un dejo de sutil ardor ante la reacción de su amiga—. Este es tu recital ¿o no? Dijiste que no irías al partido por esto y pensé: bueno, jamás he visto a esa perra en ballet. Oh y, por cierto —apuntó—, tuve que hacer muchas preguntas para encontrarte; no sabía que tenemos un auditorio-

—Pero el partido... —rebatió Eleanor angustiada y rogando entonces que Louis no se apareciese por el lugar o todo el esfuerzo colectivo por guardar su secreto quedaría arruinado.

—Por favor, ni siquiera me gusta el futbol y desde que Bran se queda en la banca se volvió aún más aburrido. Quiero decir, honestamente no es que el ballet me atraiga mucho... pero al menos sus trajes son lindos.

Por impulso, Eleanor miró su leotardo blanco de manga larga semi transparente y delgada y fina falda cayéndole sobre las caderas. En otras circunstancias habría estado encantada de alardear sobre los bonitos atuendos que las demás chicas y ella usaron en sus muchas otras presentaciones; sin embargo, en ese momento apenas pudo musitar un simple "gracias" y se centró en disimular sus nervios a flor de piel.

—Y... ¿por qué estabas esperando a Louis? —Lía preguntó, insinuante—. ¿El galán viene a verte seguido?

Durante un instante los pulmones de Eleanor se vaciaron, su estómago se encogió y su cabeza trabajó en busca de una respuesta acertada; mas, antes de siquiera tener oportunidad de decir cosa alguna, su pánico fue interrumpido por el sonido de una pesada puerta abriéndose a sus espaldas. El girar de su cuerpo bien pudo ser digno de una película de terror y su expresión ante la escena de Harry cruzando la puerta con un cabizbajo Louis siguiéndolo por detrás hubiese sido galardonada con el mejor de los premios.

Entonces, en un santiamén y pese a la expresión decaída de Louis, el resto de las bailarinas lo rodearon para interrogarlo. La directora Monroe vociferó un alegre "¡Lo encontraste!" hacia un muy serio Harry, y todos los presentes comenzaron a prepararse en un desenfrenado actuar en el que se avisaba a vivas voces que el bailarín por fin había llegado.

Eleanor regresó su angustiosa mirada hacia Lía casi al mismo tiempo que esta tomaba aire con indiscreto asombro.

—Por el amor de- espera- ¡¿Louis baila ballet?! —exclamó la joven tras interpretar la situación, sus ojos abiertos de par en par y sus finos labios curveándose para dejar salir una risita incrédula—. como ¡¿qué-mierda?!

Eleanor se mortificó. Entre tanto alboroto nadie había advertido aún la presencia de su amiga y gracias al barullo tampoco fue escuchada; pero ya que su aparición representaba un riesgo y muchos inconvenientes, la tomó del brazo, tiró de ella y se la llevó así hasta el extremo del auditorio. Lía, demasiado divertida en regresar la mirada una y otra vez hacia la cabecilla de su problemático grupo, no puso resistencia.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora