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Quizá era la necesidad de entretenimiento de los jóvenes adinerados del Instituto Greyhound lo que les hacía idolatrar a Sylvester y a su afamado grupo de amigos. El quebrantamiento de normas era un aventurado acto de rebeldía que los distinguía, el riesgo al que se exponían física y socialmente era digno de admirarse, las consecuencias parecían importarles poco, y, de cualquier forma, a quien se opusiera a la sencilla organización jerárquica, le esperaba una violenta y humillante estancia escolar, pero esa parte obscura era una regla implícita que nadie se atrevía a hacerle frente.

Louis amaba la atención y aprobación que el dominio que le confería al estar en el grupo, era jovial, él sólo quería divertirse, los actos que cometían eran en su mayoría bromas absurdas e inocentes que no hacían daño a nadie, pues pocas veces debían hacer uso de la fuerza, y la comunidad estudiantil verdaderamente lo quería por su agradable y simpática presencia.

Bran tosió, expulsó el humo del cigarro que fue demasiado para su tolerancia y luego se pasó el dorso de la mano por la boca, limpiando las pequeñas gotas de saliva. Cuando se recuperó, se aclaró la garganta, pero aun así su voz salió rasposa al hablar.

—Entonces, ¿nadie sabe dónde está Luke?

Liam, quien era el único sentado arriba de los lavabos del baño de hombres, porque ya los había proclamado como su lugar, negó con indiferencia.

—Como si nos fuera a decir algo —respondió él—. Pine dame un cigarro.

El rubio joven de último año lanzó la cajetilla hacia Liam, quien al atraparla y darse cuenta de que estaba vacía le levantó el dedo corazón, antes de arrojarla al piso y continuar hablando.

—El imbécil nunca habla, ni siquiera se me ocurre cómo es que Syl y él se volvieron amigos.

—Era el novio de una chica con la que me acosté —Sylvester respondió mientras sostenía un cigarro entre sus labios. A su cabello negro ya se le había impregnado el olor, lo cual lo metería en problemas más tarde—. Él ya no la quería, era una perra cualquiera.

— ¿Te lo dijo? —preguntó Louis con interés, pues pocas eran las historias que había escuchado sobre Luke. Tomo su propio cigarro y volvió a llevárselo a los labios.

—Claro —afirmó Sylvester—. Sólo lo necesario.

Todos asintieron entendiendo a que el líder se refería, Luke siempre hablaba sólo lo necesario.

—Creo que ya olvidé su voz —comentó Bran en tono lastimero.

Los chicos rompieron en risas, Louis comenzó a ahogarse con el humo a causa de ello y Jake empujó a Bran por el hombro.

—No jodas amigo, eres el que más está con él, podrías ser su novia —exclamó Jake.

—Lo único que me ha dicho es de que Louis-espera —Bran se interrumpió a sí mismo antes de mirar hacia Jake con molestia—. ¿Por qué yo sería la novia? —lo empujó de vuelta.

Louis frunció el ceño entre confundido por las palabras que mencionaron su nombre, y divertido con la escena.

—Por loca dramática —Jake declaró burlonamente.

—Ohh, es un buen punto —señaló Sylvester con una sonrisa.

Bran los miró, ofendido, estuvo a punto de replicar, pero entonces Louis habló antes de que las palabras salieran de su boca.

— ¿Qué dijo Luke sobre mí? —preguntó atento hacia Bran.

El pelirrojo joven lo miró, aún disgustado, aunque dispuesto a dejar pasar el tema.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora