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Con la vista puesta sobre la puerta ante él, Louis retiró el teléfono de su oreja.

Su corazón se aceleró, sus mecanismos de alerta se activaron, sus azules ojos abiertos de par en par reflejaron su perplejidad durante un segundo eterno... entonces reaccionó.

Veloz y sin terminar la llamada se guardó el aparato en el bolsillo trasero del pantalón y tomó en cambio el manojo de llaves que Sylvester le había dado horas atrás; el tintineo que provocó le crispó los nervios, mas no redujo su prisa. Sus manos temblaron mientras buscaba la llave maestra con desesperación, su mente se nubló con incertidumbre. Y luego, sin estar seguro de qué esperar y tras introducir la llave, abrió la puerta de un solo brusco movimiento, sin escrúpulos.

Desde adentro, la tenue luz amarilla de una lámpara alumbró su campo de visión, y ante él, al final de la cama, encontró a un tenso Luke de pie que observaba en su dirección con el rostro muy pálido y el alma en el piso.

A Louis le tomó dos segundos revisar la habitación con la mirada que, -a excepción del rubio chico- encontró vacía, y otros dos formular la pregunta que le había estado carcomiendo la cabeza.

—¿Dónde está?

Los ojos de Luke se obscurecieron y miró hacia otro lado vagamente. Su silencio fue una sentencia, el generador de una llama en el pecho de Louis que lo propulsó para arremeter contra él de forma agresiva; pues en menos de un segundo el bailarín había impactado contra el jugador de futbol para después tomarlo en un violento agarre por el cuello de la camisa, hacerlo chocar contra la mesa de noche desde la cual el teléfono de Zayn había dejado de sonar y finalmente provocar que su cabeza se estrellara contra la ventana del cuarto en un golpe que la hizo vibrar con terrible brusquedad.

—¡¿Dónde carajos está?! —estallaba Louis entretanto. Luke era ligeramente más alto que él—. ¡¿Dónde?!

—¡Louis, suéltame! —exigió Luke, sobresaltado. Lo tomó por las muñecas y trató de zafarse del agarre, pero el otro lo intensificó hasta que se le emblanquecieron los nudillos y golpeó la cabeza ajena contra la ventana una vez más. Luke no tuvo tiempo para quejarse.

—¡¿Qué carajos hiciste?! —exigió en saber él, y cuando la respuesta no fue más que una fría mirada a modo de rivalidad, Louis supo que la única forma de razonar con su amigo era la misma que siempre funcionaba en su grupo; con golpes—. Ah, tú, hipócrita hijo de-

—¡Louis!

El puño de Louis, que había retrocedido en el aire, no alcanzó a impactarse contra las costillas del chico frente a él. De hecho, su cuerpo entero se heló tan pronto como escuchó una alterada voz decir su nombre... la de Zayn.

Aquel, el causante de tantas angustias, se encontraba de pie a la altura del marco de la puerta del baño. Su mirada era de auténtico pánico, pero físicamente se observaba bien; con el cabello desordenado y el pecho incómodamente desnudo.

Entonces el tiempo pareció congelarse en ese momento, con Louis y Luke inmovilizados en sus respectivas posiciones mientras observaban al atemorizado y delgado chico. Y después, a Louis ya no le resultó tan difícil comprender la situación; con el edredón de la cama desacomodado, el cabello de Luke que no había notado húmedo sino hasta ese momento, la severidad en el rostro de ambos adolescentes, la puerta cerrada.

Aún había algunas prendas de vestir en el suelo.

—No... —susurró Louis, el aire abandonando sus pulmones—. No, no, esto es una puta broma ¿verdad? —soltó hacia Luke con rudeza, quien volvió a su usual estado de seriedad y se acomodó la camisa en dos firmes movimientos. Zayn, mientras tanto, salía del baño con inseguridad.

Royal Ballet |Larry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora