Capítulo 3

358 201 42
                                    

BLUE

Ambos nos quedamos en silencio hasta llegar adentro de la urbanización. Nos hicimos paso de techo en techo hasta llegar a nuestro destino. Me siento aliviada que Elías sea un policía, creo que de momento puedo confiar en él. Durante el camino el solo me seguía sin preguntar mucho, parecía demasiado agotado, intentaré sacarle respuestas una vez lleguemos al refugio.

Elías comenzó impresionarse por todas las trampas que habían al rededor, la urbanización estaba completamente desolada, se sentía tranquilo.

—¿Cuántas casas son aproximadamente aquí dentro?—Elías rompió el silencio.

—Un promedio de veinte.

—¿Y saqueaste todas sola?—Preguntó.

—Tuve suerte que no hayan tantos infectados.—Respondí.

—¿Has matado a alguno siquiera?

—Hasta ahora solo he acabado con unos siete. Cinco de ellos vivían por aquí. Todo este lugar estaba abandonado cuando llegué, solo me encargué de recoger los cadáveres y bloquear el acceso. Yo vivía a unas cuantas cuadras de aquí.

—¡¿No evacuaste los primeros días?!—Elías se sorprende y se detiene unos segundos.

—¿Evacuación?—Pregunté.— Jamás oí de eso.

—Cuando la infección comenzó, lanzaron una alerta en las noticias de quedarse en casa, eso fue el día que empezaron los disturbios en los distritos del norte. Luego que la cosa se descontrolara, dieron la orden de evacuar los demás distritos hacia el sur. Escuché que se instalaron bases en el sur. Bueno, la noticia se lanzó en plena madrugada, creo que esas cosas llegaron en la mañana a este lugar. Tienes razón al decir que sobreviviste por suerte.— Al terminar, Elías continuó avanzando.

Me sorprende que él venga del norte. Los distritos del norte de la ciudad fueron los primeros en caer. Incluso los policías y el ejército estuvieron en primera línea. Cuando esto comenzó intuyo que casi todas las unidades de policía cayeron. Solo los policías que permanecieron en las penitenciarias tenían prohibido ir a primera línea de orden. Es posible que él haya pertenecido a una de ellas.

—¿Qué es eso?...—Elías quedó paralizado al ver tal atrocidad que se encontraba en la cancha de fútbol de la urbanización.

Lo que había en medio de la cancha era una pila de cadáveres calcinados. 

—Junté todos los muertos de esta urbanización en esa pila después de limpiar el lugar por completo. Tuve que quemarlos o iban a traer un olor más fuerte del que ya hay. Debo admitir que vomité más de diez veces haciendo esto.—Contesté.

—Tú si que tienes agallas.

No respondí a eso.

No creo que sean agallas, no considero que las tenga. Desde el primer día que ocurrió esto, empecé a generar un mal sabor de boca que hasta el día de hoy no se me va, me siento incómoda a pesar de estar en un lugar cerrado. Se me es difícil, cada segundo es una mierda. Sigo viva porque me hacen falta agallas, agallas para acabar con mi vida y me aterroriza el hecho de ser devorada por una de esas cosas, sigo viva por el miedo, el miedo me ha mantenido encerrada y aferrada a los caminos seguros. Quisiera morir de la forma más rápida posible, tal vez de un simple balazo en la cabeza o alguna de estas pastillas que te matan lentamente, pero para nada pienso en irme de este mundo siendo quemada viva, ahogada, desangrada o convirtiéndome en una de esas cosas. Desearía morir mientras duermo.

Una vez habiendo arribado al refugio, desactive las trampas para los infectados y dejé entrar a Elías. La noche llegó y la casa estaba a oscuras. Había bloqueado el segundo piso por completo, solo para tener que cubrir el primer piso como la sala, cocina y baño principal. Tenía un pequeño patio pero no me gusta salir en plena oscuridad. Hice que Elías se sentara en el suelo de la sala, dos velas ubicadas en el medio del salón alumbraban todo el lugar. Las ventanas estaban bien aseguradas y cubiertas de bolsas de basura o papel periódico para evitar que la luz llamase la atención.

Blue's DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora