Capítulo 47

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Craig

Frederick y yo anduvimos en línea recta, logramos dejar a los infectados atrás, la mayoría fue tras el resto del grupo. Llegamos hasta una escalera de metal, Frederick se adelantó, subió las escaleras y golpeó la tapa de metal que llevaba a la superficie. Un par de golpes después, la tapa salió volando, Frederick sacó la cabeza y analizó el perímetro.

—Despejado, parece que estamos a un par de cuadras de la entrada principal de la escuela, todo este tiempo estuvimos corriendo debajo de la escuela—comentó Frederick, él estiró su brazo para ayudarme a subir y yo la acepté.

—El grupo necesita ayuda, tenemos que advertirles sobre...

—Probablemente la horda ya habrá llegado, debemos de buscar a Edmund, a la rubia y a los demás—sugirió Frederick mientras me llevaba al exterior.

—¡Maldición, se trata de Elizabeth!—grité de desesperación—¡Ayudemos al resto y regresemos con armas!

—Carajo, no podemos dejarlos, no...—Frederick se quedó pensando. -- Escucha, de camino a la escuela hay otra apertura, podemos verificar que estén por allí, si no han logrado salir aún, iremos por las armas y regresaremos. Si quieres yo solo regresaré, no puedo dejar a ese idiota allí abajo.

—Está bien—acordé con Frederick.

No perdimos más el tiempo y continuamos nuestra trayectoria.

La calle parecía limpia de infectados, ya habíamos pasado por aquí antes, el centro comercial estaba a nuestra izquierda, al menos la entrada trasera por dónde nos abrimos paso a saquear. No puede ser, solo tengo malos recuerdos de este lugar, ¿dónde quedaron mis buenos recuerdos con mis amigos? Ya...no los recuerdo...

El miedo y la adrenalina, no podía recordar nada.

De repente, había aceptado esta nueva realidad.

Correr y matar infectados.

Acababa de vivir un infierno, haber visto esa cantidad de infectados, sentirlos tan de cerca, sentía que estaba vivo y muerto a la vez. Me daba pena, lástima, miedo; saber que todos esos monstruos eran personas. ¿Y si este en verdad era el apocalipsis?

Intenté ayudarlos, batallé para sacarlos de allí, pero era inevitable. Resultaron ser inexpertos, ellos mismos entraron en pánico, se petrificaron. Yo...podía haber hecho más, sentía que debía de hacer más. Esperaba que el resto haya salido con vida de ese lugar.

Frederick me guió hasta un callejón sin salida, él empujó la reja de metal y entramos.

Frente a nosotros, se encontraba Red sentada en el suelo con las piernas cruzadas y con una mirada hacia abajo, su cabello rubio caí como cascada y cubría su cabeza al completo. Estaba empapada como nosotros, tenía barro y sangre en su vestimenta. Ella no paraba de temblar, no sabíamos si era por el frío o por los horrores de la horda.

—¿Red?—pregunté acercándome lentamente detrás de ella.

—Seguro está infectada—dijo Frederick.

Red levantó la cabeza mirando hacia la pared, evitando el contacto visual con nosotros.

—Lo siento mu-mu-mucho—dijo con una voz rota.

—¿Qué pasó?—preguntó Frederick—¿Dónde están los demás? ¿Dónde está Ed?

Red se levantó del suelo y giró su cabeza lentamente, ella tenía los ojos hinchados y no dejaba de lagrimear. Nunca antes la había visto así, tan vulnerable.

—Frederick...yo...

Frederick caminó hacia ella y la tomó de los hombros furioso.

—¡¿Dónde está?!—gritó Frederick.

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